2006/04/25

Previo a “Tiburones, peces globo y Nemos/as”

Quería escribir algo bonito, algo alegre, algo que animara pero estoy demasiado cansada para pensar, demasiado cansada para estar positiva y más aún para comunicar alegría.
También quería escribir un post profundo que analizara las diferencias entre tiburones, peces globo y Nemos/as pero también estoy demasiado cansada para eso.
Así que sólo me queda intentar definir los conceptos básicos y los puntos de partida:
Partida:
Comportamiento relacional,cómo somos y cómo nos comportamos (los que estuvisteis en la cena el sábado sabeis de qué va esto, a vosotros os lo dedico)

Conceptos:
Tiburón: 1. Pez selacio marino, del suborden de los Escuálidos, de cuerpo fusiforme y hendiduras branquiales laterales. La boca está situada en la parte inferior de la cabeza, arqueada en forma de media luna y provista de varias filas de dientes cortantes. Su tamaño varía entre cinco y nueve metros y se caracteriza por su voracidad. 2. Persona que adquiere de forma solapada un número suficientemente importante de acciones en un banco o sociedad mercantil para lograr cierto control sobre ellos.
Pez globo: Su nombre científico es Arothron meleagris, perteneciendo al mismo tiempo a la familia de los
tetraodóntidos ya que poseen cuatro dientes, dos arriba y dos abajo. Esa criatura marina, conocida por su mal carácter, tomo aire o agua y se hincha cuando se siente atacada o asustada, multiplicando varias veces su tamaño hasta hacer imposible por su tamaño que el atacante pueda tragarlo. Si de todos modos esto sucede, su carne resulta mortal, ya que genera un veneno conocido como tetrodotoxina o tetrogodina
Nemos/as o pez payaso: Habitante de los arrecifes de coral del Indopacífico, el pez payaso constituye uno de los ejemplos más sorprendentes de simbiosis, en este caso con un teórico depredador como la anémona. Las anémonas están dotadas de un gran número de tentáculos venenosos con los que paralizan y atrapan a sus presas, los cuales, para no dañarse los unos a los otros, segregan una película química que inhíbe el mecanismo urticante. Los peces payaso recubren su cuerpo con esta sustancia, que obtienen frotándose con la base de la anémona, y de esta forma se inmunizan contra el veneno.De este modo, los peces payaso pueden albergarse entre las colonias de anémonas y protegerse de sus depredadores, y a cambio consumen los residuos perjudiciales de éstas.
Su increíble comportamiento, en simbiosis con las grandes actinias tropicales, les hace únicos dentro de la fauna marina y unos pobladores de excepción si somos los afortunados cuidadores de estas increíbles joyas del arrecife de coral. Los peces payaso son aconsejables como compañeros de otros peces marinos. Sus hábitos pacíficos los hacen indicados para convivir con especies delicadas, de costumbres retraídas o tímidas.Los ejemplares dominantes eligen la zona con la anémona más grande y la periferia limítrofe a ésta como territorio propio, donde no permiten la entrada de ningún congénere de la misma especie. Los peces de un tamaño medio ocupan los espacios intermedios, en zonas donde pueden vivir otras actinias más pequeñas. Los espacios residuales de la decoración son ocupados por los peces más jóvenes o menos vigorosos. Incluso en estas zonas son molestados de forma habitual por los animales más grandes que siempre están explorando nuevas zonas del acuario.

2006/04/18

Entre persas, cubistas y Diane Arbus

Fiesta + ciudad + todo cerrado = museo. Qué fantástico es tener un día libre y poderlo dedicar a pasear por alguna sala de exposiciones o un museo. Y ahora lo escribo y lo leo y me suena como repelente e intento ponerlo de otra forma pero no me sale así que, como ya me conoceis pues lo dejo así.
En fin, que siguinedo con ese ansia de cultura, el viernes pasado “comprimí” en una mañana la visita a tres exposiciones, muy distintas. Por supuesto, las sensaciones tampoco tuvieron nada que ver.
La primera en el MNAC, de la colección de Telefónia del Cubismo. Quizás fue la que más me gustó de las tres o, al menos, la que me dejó mejor sabor de boca. Tal vez porque los cuadros buscaban más esa manera de desmenuzar la imagen que de emocionar, de crear profundidades a partir de formas planas que de transmitir sentimientos, o porque no estaba tan repleta como las siguientes, no lo sé. Me gustó poder recordar lo que me explicaron en COU de este movimiento, distinguir las épocas más cercanas al fauvismo o a la abstracción. En cambio, la exposición de Persia en CaixaFórum me entristeció un poco. cómo me acordé también de las explicaciones de aquella profesora de la escuela que nos hablaba de la escritura cuneiforme, los bajo relieves,...cuánto tiempo ha pasado... A parte que estaba tan llena que era casi imposible detenerse ante alguna pieza (cómo se nota cuando una exposición es gratis), me dió mucha pena que no haya quedado nada de una cultura tan avanzada como aquella. Cómo una zona que antes fue imperio ahora está sumida en el subdesarrollo (no por falta de recursos, que todos sabemos que aquella zona concentra las mayores reservas de petróleo del planeta, sino por anclaje en el pasado). Y por si fuera poco, aún me pareció más triste que la mayoría de piezas n procedieran de la zona sino de “los museos del mundo”, de ésos que todos visitamos cuando vamos de viaje a las grandes capitales del mundo occidental. Y mientras pensaba esto, entraba en la sala donde se encontraban las fotos de Diane Arbus que producen de todo menos indiferencia. Seguramente tenía demasiado cansadas las neuronas y los pies para captarlas al 100% pero los personajes que captaba, las situaciones, me causaron un desasosiego absoluto. Pero no todo es tan intelectual, tan serio, tan súper. Siempre queda un microsegundo, un breve inciso entre pieza y pieza para un comentario jocoso, una risa, un critiqueo o algo tan profano como un “quedaría bien aquí”. Porque nadie dijo que todo tuviera que ser serio, verdad?
Aunque, desde luego, lo mejor para concluir una jornada cultural es un buen “tiberi” regado con vinito fresco, Bueno, ese siempre es un buen final al que seguro se habría apuntado cualquier pintor cubista de esos que vivían o malvivían en París en los años 20, o un persa en sus “buenos tiempos” o, incluso, alguno de los extraños personajes retratados por la Sra. Arbus.

De rosas y libros

El día 23 de abril de acerca y en más de una conversación de estos días ha salido a relucir el asunto rosa-libro. Lo cierto es que en mi opinión, es una de esas fiestas que, dejando de lado la parte lucrativa en sí, la encuentro bonita. Me encanta pasear por la ciudad, a ser posible bajo un bonito sol primaveral, y pararme en los puestos de libros, y pasear por las calles que hueln a rosa, y con suerte hacer cola para que un escritor me firme su libro. No me dejo la parte romántica, para nada, esa también es hermosa, aunque no automáticamente hermosa, como siempre en que la parte emotiva entra en acción. Los intercambios de libros y rosas pueden ser estupendos: la rosa que le compra un niño a su madre, el momento en que la pareja dice que el libro comprado es “perfecto”, o ella sonriendo con los ojos cerrados mientras huele la rosa rojo sangre comprada en la paradita de los estudiantes de turno; incluso las rosas regaladas en el trabajo o en el banco o en el gimnasio, hasta las virtuales tiene su gracia. Qué bonito es pasearse por la calle con la rosa y el libro, zum zum, zum zum. Pero, como siempre, qué hay de los libros y rosas esperados y no regalados, de los regalados que carecen de significado o los que se “estropean” por una discusión, tonta o no, que marcará un día, ese día. Y es que hay fechas en las que se tendría que prohibir discutir con nadie. Porque esos días que todo el mundo tiene marcados en el calendario deben ser alegres. Cualquier bronca o hecho desagradable o triste es borrable de la memoria pero, si sucedió en Navidad, en Año Nuevo, en Sant Jordi, cada año es como un “aniversario”.
Supongo que este texto sería distinto si no fuera martes post-fiesta, si me funcionaran todos los sistemas y si tuviera menos de 90 mails en la bandeja de entrada. Prometo algo más alegre relacionado con Sant Jordi un día de estos.

2006/04/11

Eres lo que comes

En una de esas sobremesas tras comer con un grupo de compañeros de trabajo, una de mis colegas ha comentado un artículo que leyó hace tiempo llamado algo así como “eres lo que comes”.
Explicaba que la forma que tienen las personas de comer dice mucho de su personalidad, especialmente de su comportamiento sexual: el que prefiere las grandes cantidades de cualquier cosa y las debora rápidamente, el o la que no come casi nada, que enseguida se siente saciado, vaya muy intructivo.
Así que todos nos hemos alegrado de haber acabado de comer, aunque nos quedaba la duda de si nos había estado observando. Qué sensación de invasión de la intimidad, de repente!
No me suelo fijar en cómo come la gente, la verdad y que nunca me lo había planteado, y vosotros?
Y esta compañera o debería mejor manager, you know, you know, está totalmente convencida de ello “y si no me crees compruébalo”. Claro, muy fácil he pensado yo: primera opción observar a la gente y después pregutarle por su comportamiento sexual o, segunda, observar y luego “contrastar en campo” el omportamiento de los sujetos.
En fin, no sé si os parece interesante, tal vez en según qué casos, justamente en esos en los que se piensa en un posible estudio “in situ” vale la pena observar al sujeto “comiendo”.