2006/10/25

El día de...

Se oyó un terrible estruendo, como un obús y tembló la tierra. Arturo se disponía a ir a trabajar a la central hidroeléctrica cuando sucedió. Los cristales de su ventana estallaron, las paredes sufrieron grietas y cayeron los cuadros y algunos muebles. Esa misma fuerza lo lanzó contra la pared norte de la casa y cayó al suelo inconsciente. Cuando despertó, aturdido, cubierto de cristales y polvo, en medio de un silencio tétrico, pensó que había llegado el fin del mundo. Qué podía ser el origen de aquello. La idea de un ataque terrorista se le hacía impensable pues qué interés podía tener cualquier grupo armado en un pequeño pueblo perdido en medio de la sierra. Tal vez hubiera sido un accidente aéreo, pensó, aunque la magnitud del estruendo parecía descartar esa hipótesis.
Apoyó las manos en el suelo pra incorporarse. Se clavó un cristal en la palma de la mano que empezó a sangrar. Ya depié, se dirigió a la ventana más cercana, la del comedor, para ver qué pasaba a fuera. No podía dar crédito a sus ojos. A escasos cien metros, justo detrás de la casa de sus vecinos, los Fonseca, las casas habían desaparecido bajo una especie de muro metálico inmenso del que no se veía fin. Salió a la calle. Desde fuera, la visión era inquietante. Frente a él se erigía aquel muro cuyo fin se perdía entre las nuves que se movían a gran velocidad, azotadas por un fuerte aire, proyectando sombras que se alternaban cn la luz cegadora del cielo de junio.
Miró a un lado y a otro. El muro se estendía metros y metros. No se veía a nadie. Llamó a la puerta de los Fonseca pero no hubo respuesta. Decidió aporrear la puerta y gritar. Nadie contestó. Miró por la ventana. En el interior divisó a Ginés tendido en el suelo, en una postura demasiado extraña como para estar vivo. No pudo contener la rabia, rompió la ventana, rastreó la casa al acecho de vida pero no encontró a nadie. Gritó. Salió a toda prisa y empezó a correr siguiendo el muro. Era como si hubieran construido en escasos segundos una muralla gigante alrededor de su pueblo. A su paso encontró a algún que otro vecino de los pocos que, como él vivían a las afueras del pueblo. Todos hacían lo mismo, deambulaban en busca de algún amigo, de algún superviviente en definitiva que hubiera superado aquello. El muro rodeaba el pueblo así como la central hidroeléctrica y parte de la carretera que lo unía con las otras poblaciones. Arturo tardó casi dos horas en rodear todo su perímetro. Parecía que tenía forma circular, como si fuera un gran proyectil. Al llegar de nuevo a su casa, seguido por algunos vecinos que, como sonámbulos, lo habían seguido, se subió al montículo de escombros en que se habían convertido las casas sobre las que se clavaba y tocó la superficie lisa de aquello. Era metálica, fría y maciza. Aquello no era un muro sino un inmenso cilindro metálico macizo que había sepultado a su pueblo, a sus amigos, a su mundo.
Y cayó al suelo. Se quedó allí tendido sobre los escombros viendo pasar las nuves azotadas por aquel viento uracanado que proyectaban sombras fantasmales sobre su rostro.
Despertó de su siesta con un sobresalto mientras por televisión daban el resumen de las notícias más destacadas de la jornada.
- La empresa eléctrica LCT ha adquirido cinco de las hidroeléctricas de HIDROLUZ situadas en la sierra entre las que destaca la más moderna de todas ellas, la de Valleaguas.
En la pantalla aparecía un mapa la región con cinco banderitas rojas ondeantes que marcaban cada una de las localizaciones de las hidroeléctricas. Una de ellas, la más grande sobre Valleaguas, su pueblo, que caía justo encima de su pueblo hasta llegar a la cerntral.

2006/10/10

Breve

- Lo perdí.
- Cómo?
- En silencio.
- Cuándo?
- No lo sé. Sólo se fue.
- Cómo?
- Como se van, cuando se van.
- Qué te dijo?
- Nada.
- Qué no te dijo?
- No lo sé. No dijo lo que debería haber dicho.
- Y qué hiciste?
- Qué podía hacer?
- Y qué no hiciste?
- Perseguirlo
- Te arrepientes?
- No. De nada hubiera servido.
- Y que harás?
- Extrañarlo, luego, cerrar heridas y olvidar.
- Seguro?
- Se intentará.
- Puedo ayudarte?
- Sí.
- Cómo?
- Dejando que olvide.