2008/07/31

Con las pilas afectivas cargadas

Tras unos días en Barcelona, en "casa", vuelvo con las pilas cargadas.
No me refiero a la "casa" física, sinó al hogar formado por la familia y los amigos y tampoco me refiero a "pilas" como energía , de hecho he vuelto agotada, sinó a los besos, abrazos, sonrisas, conversaciones y momentos estupendos que me han regalado. Han sido unos días tan y tan intensos que llevo media semana de vuelta y aún no los he asimilado: las sonrisas de mis sobrinos, los abrazos de mis papis, bailecitos...esos cafés que urgen y ese "ponerse" al día aunque sea en poco rato. Me sentí feliz con las buenas noticias de las que me han hecho partícipe, ya sea un viaje estupendo,un cumpleaños, un futuro nuevo trabajo o los últimos retoques de una boda y me alegré de estar ahí para que me contaran, me contaráis mil y una cosas.
Hasta hablé de economía!
Eso sí, me quedé con la sensación de haber explicado mil y una veces lo mismo: que si el piso, que si el trabajo, que si...Pero cada vez que repetía esto y lo otro, cada vez que uno de vosotros me sonreía, me sentía feliz.
Así que me he plantado en Madrid cargada de esas sonrisas grabadas en la retina que me recuerdan lo afortunada que soy.
Sí, lo sé, este post es una sensiblada, sí, ya lo sé, qué pasa?
Sólo espero que la "familia" madrileña que empieza a crecer sea una décima parte de lo estupenda que es la de Barcelona. Eso sería la bomba! Y lo cierto es que promete.
Me encantaría tener que montar dos fiestas de cumpleaños multitudinarias este año, una encada ciudad.

2008/07/24

El poder de las notas

Caía la tarde. El sol, bastante bajo cegaba al que miraba al oeste. El calor era sofocante. Paseaba por la calle que, al cerrar las tiendas, se iba despejando de transeúntes. Iba distraída, de camino a casa, cargada con algunas bolsas.
Se oía una melodía en la lejanía. Al doblar una esquina las notas se oían más nítidas. Era un violín que destacaba sobre un acompañamiento. Prestó atención y lo reconoció. Aquella forma de tocar, aquella melodía le eran especialmente familiares.
Entornó los ojos y, a escasos 100 metros, distinguió a un par de músicos que acariciaban sendos violín y violonchelo. Las notas fluían delicadas, ligeras, exquisitas.
Estaba segura: aquellos músicos eran los que amenizaban sus domingos. Eran ellos los que oía desde la azotea, desde la terraza.
Se acercó y se paró entre la gente que formaba corrillo alrededor de ellos. Se perdió entre sus pensamientos, con la mirada ausente. Se sintió transportada.
Entre pieza y pieza se acercó un hombre que llevaba un niño en un cochecito. La criatura, que debía tener no más de dos años, lloraba desconsolado.
Entonces volvieron a empezar a volar las notas por el aire. Por arte de magia, el niño dejó de llorar y clavó los ojos en los músicos. El padre lo miraba maravillado, ya que el berreo había dado paso a una sonrisa del pequeño.
Se fueron sucediendo, pieza tras pieza, todas las melodías del repertorio que tan bien conocía de escucharlas cada domingo.
En una de ellas el hombre hizo ademán de irse. La reacción del niño fue inmediata: estiró los brazos hacia los músicos y rompió a llorar.
Así que el hombre decidió quedarse un rato más.
Debía haber pasado casi media hora y el sol ya no molestaba. Ella decidió que era hora de irse a casa con la sonrisa que dibuja la placidez en el rostro.
Antes de emprender la marcha, miró al hombre y al niño. El pequeño observaba como hipnotizado a los músicos, mientras que el hombre se apoyaba en el carrito intentando estar algo más cómodo.

Este fin de semana me perderé el concierto de violín y violonchelo del domingo y creo que lo añoraré.

2008/07/21

Menos gomina y más…

Gominas1: Uy, se ha acabado el agua.
Gominas2: Sí, creo que arriba hay garrafones.
Gominas1: Subiré a por un vaso.
Gominas2: Subo contigo a por otro.
Gata: (Sin decir nada y ojos como platos).

Gominas3: No hay agua?
Gominas4-gemelos a conjunto con corbata: Pues no.
Gominas3: Voy arriba a por un vaso.
Gominas4-gemelos a conjunto con corbata: Tráeme uno.
Gominas3: Claro.

Gominas1: Sigue sin haber agua?
Barbie-subida en tacones rojos: Sí, no hay. Ahora subo. Te traigo un vaso?
Gominas1: Fenomenal, gracias.

Barbie-subida en tacones negros: Sigue sin haber agua?
Gominas4-gemelos a conjunto con corbata: Pues sí, esto es un asco.
Barbie-subida en tacones negros: Uf pues paso de subir.

Gata: (tras subir, carretear garrafón dos plantas y ponerlo en la fuente cual levantador de piedras, se pone un vaso de agua y no dice nada).

Gominas3: Tendremos que llamar para que pongan agua, no?
Gata: (Se sonríe y no dice nada mientras ve como suben a por un vaso, con cara de maratoniano al llegar a la meta).

Menos gomina y más…

2008/07/16

Art is all around me


Ultimamente me rodea el arte. Entre que estoy leyendo un libro cuya trama está relacionada con Beethoven, que llevo sobredosis de exposiciones (el paseo por el museo del Prado se merece un post más digno que este), con lágrimas y un mareo frente a las obras de Velázquez incluidos, y mi violinista que me deleita con piezas como esta de Tchaikovsky de su "Lago de los cisnes", me siento envuelta en arte, rodeada de obras maestras.
Ahí van las notas que me estremecen y el cuadro que me hizo llorar.



2008/07/15

Tres!

Hoy es un gran día...He descubierto que hay tres, sí tres. tres qué? Y dónde? Pues tes chicos no gays en el edificio. Y es que adoro a los gays, me llevo genial, los encuentro guapísimos, más que interesantes pero...aix...no tengo nada a hacer en según qué aspectos. Así que encontrar a tres nada más y nada menos en este edificio que parecía sacado del barrio más arco ires de San Francisco es un lujo.
Y quines son: el predator italiano, el nadador del atardecer y el lector autista de la cornisa. Vaaaale, no prometen, lo sé, eso sería demasiado, pero menos es ná.
Así que os dejo una piscinita que no me importaría que fuera la mía.

2008/07/09

La petulancia parejil no tiene límites

Petu sub1: Hola! Cómo estás?
Gata: Hola! qué sorpresa! -con clara y grata sorpresa-.
Petu sub1: Cómo te va por aquí? -simpática ultra-.
...
(cinco minutos después)
Petu sub1: Ya tienes piso?
Gata: Bueno, aún no, es que es mi segundo día aquí pero...
Petu sub1: Bueno, seguro que encuentras, oye te dejo, hablamos, cuidate. -clic

Petu sub2: Hola! Cómo estás?
Gata: Hola! qué sorpresa! -con clara y grata sorpresa-.
Petu sub1: Cómo te va por aquí? -simpática ultra-.
...
(cinco minutos después)
Petu sub2: Ya tienes piso?
Gata: prácticamente, firmo el viernes.
Petu sub2: Y cómo es? Donde está?
Gata: Pues luminoso, en el centro, piscina, una habitación...
Petu sub2: Sólo una!!!! Y dónde va a dormir la gente cuando te venga a ver?
Gata: (perpleja) Bueno he pensado comprar una cama hinchable que...
Petu sub2: Es que con Petu Sub1 hemos pensado venirnos los 4 unos días porque vine una vez y una semana para ver Madrid no es suficiente y...
Gata: (alucinada) Bueno en mi casa cuatro...
Petu sub2: Bueno , que se busca hotel -ahi con tonito- Bueno te dejo, hablamos -clic.
Gata: (No dice nada pero cierra la boca y se quita la cara de pasmada).

Petu sub1: Hola! Cómo estás? Aún hay sol cuando sales de trabajar?
Gata: Ah, hola...pues suele haberlo a las tres de la tarde, si...Tu que tal? -el "cacho borde gilipollas se lo ahorra-.
Petu sub1: Oye que tenemos una semana que no hacemos nada en agosto y que pensábamos venir los cuatro y...
Gata: uy...qué pena...es que justo el mes de agosto es que no puede ser y...
Petu sub1: Bueno te dejo, hablamos -clic.
Gata: (No dice pero sonrie con malicia).

Gata 1 - Petulantes 0

2008/07/07

El violinista en el tejado

Ayer un violinista me alegró el día. Vivo muy cerca de un museo. Frente a él hay un violinista, creo que cada día, tocando piezas conocidas de música clásica o, incluso, alguna de swing. Con el ruido del tráfico, a pie de calle, casi no se le oye Como si los árboles supieran qué es lo que han de dejar que suba hacia las alturas, el ruido del tráfico queda amortiguado por las copas frondosas mientras que los acordes de violín se erigen hacia el cielo. Es por eso que, ayer, desde mi piso, se oía una suave música de violín cual hilo musical. Me sentí relajada, más aún cuando subí a tomar el sol y ya ni se intuía el ruido de los coches y las notas llegaban con toda claridad, sólo interferidas por el borboteo del agua.
El resultado de estar en semejante situación ultrarelajante es que hoy parezco una gamba sin gabardina, qué se le va a hacer.

La teoría del planchado de sábanas

Hace ya un tiempo sufrí una conversación de amigas petulantes emparejadas (petulante emparejado/a: persona, por decir algo, generalmente femenina, que se jacta de lo estupendísimo de su emparejamiento y que no pierde ocasión para meterse con cualquier víctima soltera que se le ponga a tiro, y que se dedica a criticar a los no petulantemente emparejados que, aún teniendo pareja, hacen cosas consideradas no estrictamente de “emparejado” como quedar por separado con otras personas o hacer algo solos/as).
En esa ocasión, tras meterse conmigo, claro, pasaron al interesante tema de “el planchado de sábanas”. Aquella vez casi me muero de aburrimiento mientras una decía que la planchaba entera, otra que sólo una parte, el modo de doblarlas, etc.. Pensé que esperaba no volverme así el día que me tocara planchar sábanas, puesto que en aquel momento no podía aportar demasiado a dicha conversación.
Ayer me sentí feliz por dos motivos: el primero, porque no me he vuelto así, el segundo porque ya puedo aportar mi técnica. Ahí va: destender la sabana, plegarla y darle un planchazo de 0.5 segundos. Nunca seré petulantemente maruja, ooooh qué pena.

2008/07/04

La compra compulsiva de cojines

Tú quién eres? Qué has hecho con Gata? No, no eres tú. Si fueras Gata estarías de rebajas, de museos o de fiesta. Que no, que no eres tú. Gata no pasa de largo de Kapak al 50% para entrar en una tienda de menaje. Gata jamás perdería unas horas de sol por poner lavadoras. Que no! Que no eres tú! Por mucho que los cojines sean de su color favorito, el lila, que no! Que Gata no se quedaría planchando un JUEVES, día salsero por excelencia! No, no y no!

Pero sí soy yo. Desde que tengo mi piso me he dedicado a tunearlo y me he olvidado de las rebajas, de la salsa y hoy me he dado cuenta que también de escribir. Eso sí, de tienda en tienda estoy descubriendo una ciudad que me gusta, que me engancha porque además TODO es nuevo.

Eso sí, la compra compulsiva de cojines no ha relegado mi otro vicio: la compra compulsiva de libros. Soy una viciosa.

Todavía, al menos, no he sustituido mis manoletinas “osea” ni mi pelo “de la muerte” por las zapatillas y los rulos…