2011/02/04

Mi vida en un Android

Cuando mi adorado Motorolilla decidió dejar de funcionar hace unos meses y me vi en la necesidad de encontrar otro móvil, la tarea resultó ser más dura de lo que me pudiera imaginar por mi tozudez, aunque yo prefiero llamarlo fidelidad, de seguir con la misma compañía de telefonía y con la misma marca de móvil, más algunos pequeños requisitos que hacían que fuera imposible que encontrara ningún teléfono: que la pantalla no fuera táctil, con tapa, o con las teclas no a la vista, resistente y, a ser posible sin internet.
Tras más de una cara de pasme de alguna que otra dependienta, me decidí por buscar entre los nuevos modelos de “mi marca”. Y por fin conseguí teléfono, aunque con internet y la pantalla táctil, y eso sí, extremadamente resistente.
Me resistí a empezar a utilizar internet en el móvil, las aplicaciones y demás pero lo cierto es que en muy poco tiempo se ha vuelto imprescindible para mi.
En cierta manera me desconcierta que mi teléfono me tenga localizada en todo momento y que una aplicación señale mi posición en un mapa en todo momento, aunque va de maravilla cuando me pierdo.
También me hace sentir algo controlada que sepa cuantos pasos doy al día o cuando me ha de venir la regla (da miedo porque acierta!).
Me dice el tiempo que hace, el que hará, me resuelve las dudas en una exposición cuando no se dónde está por ejemplo, Mindanao, etc, etc.
Podría seguir cantando las excelencias de mi smartphone (que así se llama a estos telefonillos listillos) pero lo cierto es, que aunque seamos inseparables, me aterra estar perdiendo el control, porque, quién controla a quién?
Me dice dónde estoy, dónde ir, cómo ir, cuánto camino y cuando he de meter tampax en el bolso. En qué momento el usuario pasa a ser un cautivo?
A veces me gusta salir de casa “inmovilizada”, como señal de rebeldía, de libertad. Pero últimamente me cuesta más porque cómo voy a saber cuántos pasos doy si no llevo el teléfono encima? Cómo encontrarme si me pierdo?
Quizás la pregunta sería, para que narices quiero saber cuántos pasos doy?
Pero eso era antes, antes de que pudiera contarlos...Miedo me da que en unos años sea el teléfono el que busque propietario y no a la inversa. Confío que mi Motorolilla de nueva generación sea entonces igual de fiel y no busque a otra usuaria.