2011/06/30

Momentos curiosos alrededor del Congreso

Una de las cosas buenas que tiene vivir en pleno centro es que no me pierdo una, ya sea el paso de la selección en bus descubierto o la manifestación indignada (más que emocionante, por cierto), siempre estoy en primera linea.
Esta mañana, de camino al médico, he pasado por delante del Congreso. Mientras por el Paseo del Prado se oían los ecos de una manifestación, frente al edificio escoltado por los leones se amontonaban furgones policiales y seguratas de traje y auricular en la oreja.
Nunca me había planteado que, cuando sus señorías están trabajando, bueno, o están allí, hagan lo que hagan, hubiera semejante despliegue de seguridad. Impresionante: cochazos oficiales por todos lados, policías con pinta de "Hombre de Harreldson" y un montón de cachas de traje que no pueden disimular la profesión y que me miraban al pasar como si intentaran encontrar en mis andares un indicio de peligro (con la pinta de terrorista que debía tener con mi vestido de flores zum-zum, zum-zum y la cara de "si, tengo fiebre y me encuentro fatal" que lucía esta mañana).
Un poco más alejados otro grupo, esta vez armado con cámaras, parecían listos para retransmitir cualquier noticia.
He estado tentada de quedarme un rato curioseando, a ver si veía asomarse a algún diputado pero me han intimidado un poco los trajeados con auricular. A ver si se iban a pensar al final que, efectivamente, escondía una recortada en mi bolso-cesto.
Cuando he llegado al médico seguía pensando en cuánto debe costar que sus señorías se pongan a trabajar, o lo que sea, cuánto se gasta sólo en seguridad. Seguro que en un día se gasta mucho más que el sueldo de un médico, ésos que han recortado y que suponen que me tenga que esperar un rato hasta que me atiendan en esta sanidad nuestra, tan poco masificada.

2011/06/10

Bestiossos o grises del siglo XXI

(Escrito el 27 de mayo del 2011 en un AVE de vuelta a casa con los ojos como platos tras ver las imágenes del desalojo de Plaça Catalunya)

Era de esperar que se sacara de las plazas a la gente y no precisamente con buenas palabras. Tenían que encontrar una excusa lo suficientemente justificable para que la plaza no se llenara hasta los topes y aquello no hubiera quien lo gobernara.
Y la excusa “perfecta” llegó de la mano de mis paisanos. Qué mejor excusa para el desalojo, qué mejor justificación que la posible celebración de la victoria del Barça mañana. A algún lumbreras se le ocurrió vender que era por higiene, por evitar incidentes, porque los indignados son pacíficos pero que, con lo cafres que son los del fútbol, con un hornillo igual quemaban Canaletes.
El argumento se aguanta con pinzas, a que sí?
Pues no! Se ha aguantado a porrazo limpio, de los mossos, nada de policía “nasioná” castiza, nada de guardias “siviles” , ni “grises” de los sesenta, no, no, que los que estaban tras los escudos tienen nivel C de catalán y por tanto se supone que, al menos la O con un canuto la saben hacer en dos idiomas, ò, ó.
Pues bien, si el argumento era de poco peso, los porrazos no se justifican por falta de educación.
Mucho suponer porque, a parte de bestias, y cazurros (me gustaría saber cómo es en catalán normativo para soltarlo pero bueno, en castellano suena más propio), hay que ser cenutrio para no caer en la cuenta que en mundo existen teléfonos móviles e internet e incluso ambas cosas a la vez y que sus acciones salvajes iban a verse en todo el mundo. Se puede ser bestia, se puede ser tonto, pero que los que tienen el poder, los que llevan armas sean bestias y tontos...Esto no decían que sólo pasaba en países del tercer mundo? Pues...o somos bastante más tercermundistas de lo que nos creemos o la peña es igual por todas partes, con Ipod en el bolsillo o sin él.
Se me ha puesto la piel de gallina al ver como golpeaban a personas con las manos levantadas, que no se movían.
Seguro que los bestiossos, antes conocidos como mossos, son del Barça y se estaban cagando en todo porque quieren ver el partido mañana. Seguro que, además, pensaron que Pepe era un cafre con sus patadas y Mou les cae fatal y adoran a Pep. Pues bien señores, digo bestiossos, se lo explicaré en términos que creo que hasta igual entienden, porque los estándar les van grandes.
Si en un partido un jugador, que está haciendo su trabajo, pega patadones sin motivo al pobre Iniesta (más pacífico no se me ha ocurrido ningún otro) es un cafre, usted, señor bestiosso, si haciendo su trabajo le pega porrazos a un tío en silla de ruedas, usted, señor bestiosso, es un cafre, tanto como el de cualquier república bananera, régimen dictatorial, o ultra de cualquier equipo (a esos a los que darán porrazos mañana también, supongo no?).
Estoy indignada, como los indignados. Estoy triste, me siento golpeada, magullada, dolorida. Me siento decepcionada. Pensé que nuestros mossos eran diferentes y no, resulta que son bestiossos.
Seré una ingenua, quizás sí, pero deseaba que esos mossos se sacaran los cascos y los escudos, se sentaran en el suelo y se unieran a la protesta.
Eso sí habría sido un bueno golpe y no precisamente a los pobres chavales, sino a los que se merecen un capón, a esos políticos que se ríen de la gente con excusas baratas para desalojarlos.
Me gustaría estar en la plaza en esa convocatoria que se ha hecho.
Gracias a los bestiossos mañana seremos portada de los periódicos de medio mundo.
Espero que la sangre de los pacíficos, de los ciudadanos de bien sirva para teñir esa imagen de seny y talante postizos y que alguien haga algo.

Al día siguiente de escribir este post, tras la victoria del Barça me pasé por Canaletes y en Plaça Catalunya había un cordón de bestiossos con la cara tapada. Pararon delante mío a un chico con pinta progre y le hicieron mostrar lo que llevaba en una riñonera de bastantes malos modos. Me acerqué al mismo agente con mi bolso que era el doble de grande y le pregunté en catalán y con cara de buena nena si creía que podría llegar al metro. No sólo me respondió educadamente sino que me dijo que por supuesto y ni se miró mi bolso. Con ello confirmó que yo podría haber llevado una litrona en el bolso y ni se habría enterado y que, por tanto se merecía claramente el apelativo de bestiossos cenutrio clasista que se guía por las apariencias.