2009/02/23

And the Oscar goes to...

Me reconozco una Oscar-fanática desde mi mas tierna infancia. Desde pequeña me fascinó el momento glamouroso de la alfombra roja, el show impresionante, los ganadores y las ganadoras llorando. No es la primera vez que trasnocho por ver la ceremonia o parte de ella. Qué le voy a hacer, este es mi pecadillo.
Este año, además de los alicientes de otros años, había un motivo por el que no me quería perder la ceremonia: Hugh Jackman iba a ser el maestro de ceremonias.
Desde que tuve la oportunidad de verlo actuando en "The boy from Oz" en Nueva York mi vida no ha sido la misma. Desde entonces he sido consciente que muchos de los actores que vemos en pantalla están desaprovechados, encasillados en un papel, cuando pueden dar muchísimo más.
Así que he navegado por internet hasta encontrar una web en la que se ofreciera la retransmisión en abierto.
Por fin llegó el momento: allí estaba, imponente (si, suspiré, qué pasa). Entonces empezó a hablar, a bailar y a cantar. Magnífico.
He de reconocer que se me puso la piel de gallina y los ojos se me pusieron vidriosos.
Recordé la emoción de aquella noche en un teatro de Broadway, en que miraba embobada, sin creerme lo que veía.
No me había recuperado del impactante número inicial y me he encontrado con las nominaciones a mejor actriz y de pronto, Penélope!
Me ha pillado sensible y por sorpresa así que he pegado un grito y me han saltado las lágrimas.
No tengo claro el por qué me emocioné, si porque era Pe, porque era Vicky, Christina, Barcelona, por las palabras en español, pero lo cierto es que se me han escapado más de una y de dos lágrimas.
Ahora, tras recuperar la compostura que se puede tener casi a las cuatro de la mañana, me dispongo aseguir mirando la gala, al menos un rato más.
A ver qué más nos depara esta 81 edición.

2009/02/19

La planta empática

He ido a regar las plantas hoy, que ya tocaba. Cuál ha sido mi sorpresa al ver que mi pequeño rosal, al que he conseguido salvar de los fríos del invierno, estaba mustio. Hasta ahora seguía verde, con las hojas fuertes, verdes, orgullosas, pero hoy estaba sin fuerza,sin vida, con las hojas caídas. No le faltaba agua ni parecía sobrarle, simplemente estaba "chof".
Entonces he recordado que, cuando mis padres estaban de vacaciones, por mucho que cuidara las plantas, estaban más tristes. Recuerdo una especialmente, de hojas grandes que cuando no estaba mi madre estaba como alicaída y que, a su vuelta, se ponía toda tiesa y orgullosa.
Así que he decidido que tengo un rosal empático que al verme triste ha decidido que me iba a hacer compañía. ¿Debería regarlo con tila o con tequila como hago conmigo misma cuando, como últimamente, me siento algo triste? ¿O tal vez debería trocear chocolate y mezclarlo con la tierra?
Lo he puesto en un lugar más soleado, con el potus que está estupendamente (es un insensible) a ver si lo anima un poco.

2009/02/16

Show must go on

Pues como no hay nada más que decir...El espectáculo debe continuar...

2009/02/08

Los servicios "listillos"

Hace ya bastante escribí una situación bastante penosa intentando ir al servicio en unas oficinas ubicadas en un edificio supuestamente inteligente.
El otro día me acordé de ese post.
La situación fue la siguiente:
Fui a comer a un restaurante. Estaban ocupados el servicio de señoras y el de caballeros pero no el reservado a personas con movilidad reducida. Así que entré en él. Como todos los servicios de este tipo, estaba mil veces más limpio, había papel y era mucho más amplio. No soy una experta pero reconozco haberme colado en alguno (vacío, eh) para evitar la famosa cola del servicio de chicas.
Encendí la luz que estaba junto a la puerta y cerré con pestillo. La luz era una de éstas que se apagan al rato. Me disponía a utilizar el servicio y se apagó la luz. Qué rápido! - pensé.
Volví sobre mis pasos y encendí de nuevo. A medio uso, se apagó la luz de nuevo. Me quedé a oscuras y vi brillar el interruptor de la luz a dos metros de mí. Era imposible alcanzarlo. Así que me vi obligada a tantear la pared en busca del rollo de papel y de mi ropa interior.
Finalmente encendí la luz. Me estaba lavando las manos y se volvió a apagar la luz. Definitivamente aquel temporizador era demasiado veloz para mí. Así que decidí cronometrarlo. Encendí la luz de nuevo y empecé a contar: uno, dos, tres, cuatro,...y al 27, paf! se apagó la luz. Así que debía apagarse más o menos a los 30 segundos.
Siguiendo con mi sed de conocimiento, salí del servicio. Esta vez el de señoras estaba libre. La luz estaba apagada. Entré, cerré la puerta con pestillo y encendí la luz. Empecé contar y al 29, paff! Así que decidí que en ambos casos debían ser 30 segundos. Eso sí, al ser más reducido el espacio, sentado se podía alcanzar el interruptor.
Me gustaría decirles a los interioristas o a los instaladores que:
- 30 segundos para hacer las necesidades y lavarse las manos es un tiempo insuficiente, ya sea una persona con problemas de movilidad o no.
- Tener que encender la luz en según que momentos fastidia mucho.
- En el caso de las personas con movilidad reducida, 30 segundos no dan ni para llegar al retrete, con perdón, con lo que 30 segundos de luz son una solemne putada.
- Si se tienen dificultades para moverse y apagan la luz y no se puede alcanzar el interruptor, es una solemne putada.
- Si se opta por un servicio así, deberían avisar a quien entre en el servicio adaptado que necesitará un "asistente-enciende-luz" y que mejor que no entre solo.
A ver con qué me sorprende el próximo servicio inteligente.

2009/02/04

Inestabilidades hormonales

Hace unos días escribí un post que, por azar o porque no debía publicarlo, se borró.
No voy a volverlo a escribir, ni siquiera voy a intentarlo. Lo cierto es que sólo podía escribirlo entonces, bajo los efectos de la inestabilidad hormonal.
Lo que sí voy a dejar son los links que queria haber dejado entonces, no sé si interesarán o no, pero, al menos, consuelan y dan algún buen consejo.
http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1619
http://www.cun.es/areadesalud/tu-salud/cuidados-en-casa/sindrome-premenstrual/
http://mujer.terra.es/common/imprimir/portada.cfm?id=MU29513
Me alegra soberanamente comprobar que mis lágrimas por Nadal y Federer llorosos o por ningún motivo son fruto de una alteración hormonal y no de un golpe en mis platillos de libra.

2009/02/02

El fantasma del Titanic

Hay películas, historias, libros que marcaron mi infancia: Cuando ruge la marabunta, Los Hermanos Karamazov, La historia de las pirámides, Drácula, El coloso en llamas, etc, etc. Entre ellas también está la historia del Titanic. Recuerdo haber visto la película, la antigua, cuando era bastante pequeña y haber llorado porque me dio una pena horrible que, con ojos de niña, se hizo insufrible. Desde entonces, la historia me fascinó. Recuerdo que, por esas épocas hubo varias expediciones y se habían recuperado algunos objetos del barco.
Ya más crecidita, quizás con doce o trece años vi otra película en la que reflotaban el Titanic. Me encantó. La posibilidad de recuperar el barco me parecía un sueño. De hecho es imposible, pero es lo que tiene el cine, que todo puede ser.
En cambio la mítica protagonizada por Leo y Kate no la fui a ver al cine, cosa rara quizás, pero el aire pastelón desvirtuaba la tragedia que recordaba haber visto en la infancia. Eso sí, un tiempo después la vi y lloré como una magdalena.
Aún así, el fantasma del Titanic se quedó en algún rincón de mi memoria.
Este fin de semana fui a ver la exposición de objetos del Titanic. Quizás porque me había creado unas expectativas muy altas, me decepcionó un poco, o un mucho.
Me sorprendió encontrarme con la lista de pasajeros indicando la clase y si sobrevivieron o no. De pronto me pareció macabro, igual que la exposición en si: me sentí rodeada de objetos de personas que murieron, de restos de un barco hundido, como si fueran trozos de un cadáver.
Navegando un poco, eso sí, por internet, me he encontrado con la lista de pasajeros, con fotos, una web completa del buque, otra de enigmas ya que parece que el accidente lo predijo un escritor (vaya, la típica conspiración que siempre hay detrás de lo que sea), la única superviviente que aún sigue con vida, Millvina Dean y, por supuesto, todos los youtubes habidos y por haber de la versión de James Cameron, incluída la canción de Celinne.
De las curiosidades que más me han sorprendido de la red: La señal de socorro S.O.S la estrenó el Titanic, por primera y última vez. Desconocía su significado, ahora ya lo sé: Save Our Souls.
Dejo algunos links:
http://www.tudiscovery.com/titanic/index.shtml
http://www.titanic.com/
Va, y también pongo la cancioncilla: