2006/01/31

Aunque fuera en inglés

En una de esas noches de insomnio, de esas que últimamente son cada vez más largas, me dediqué a esperar a que me llegara el sueño frente el televisor, mirando la interminable gala de los premios Goya. Todo apuntaba a que La vida secreta de las palabras se llevaría algún premio pese a que se le criticaba que no fuera una película en la lengua de Cervantes. Porque en esta época de crispación, lo que menos parece importar es el mensaje. Lo que importa es que no sea castizo. ¿Cómo se puede pretender coartar la libertad de expresión de esta manera? Pero lo crucial es que el guión fuera en inglés y no en castellano. Aquéllos que lo criticaban por “dejarse invadir por la cultura anglosajona” aludían a que, si la lengua de los que realizan la producción, dirección, etc., y, sobre todo, el capital es español, entonces el idioma en el que debieran expresarse los protagonistas (la historia sucede en una plataforma petrolífera del mar del norte que, como se sabe es la cuna del castellano) no podría ser otra que la de los versos de Góngora. Total, que yo estaba mirando la super-gala. Cae el primer premio sobre Isabel Coixet que dirige unas palabras al equipo y a la productora de Almodóvar, ésos que han pagado una película de habla inglesa con ánimo de lucro en detrimento de la lengua. Isabel está nerviosa por la emoción del premio y lo dedica a su familia que la está viendo desde Barcelona. El siguiente premio recae sobre la dirección de producción. Lo recoge Esther García y pronuncia unas palabras en un castellano de eles muy marcadas. Tras el galardón a la mejor dirección que también recae en Coixet, se llega el gran premio: Goya a la mejor película. Suben al escenario miembros del equipo y de la productora. Sólo el hermano del gran ausente, Almodóvar, se expresa en un castellano sin eles marcadas. Mi sorpresa llega cuando uno de los miembros del equipo denuncia la poca ayuda institucional que se les da a películas no escritas en castellano y, cito textualmente porque se me quedó marcado a fuego “puesto que no se promociona a otras lenguas preciosas, como la mía, que es el catalán” . Le empecé a dar vueltas y sí, claro que el inglés come terreno en muchas cosas a otras lenguas pero, una lengua como el castellano, ¿realmente está en peligro frente a las otras lenguas del estado, tan en peligro que acota las subvenciones a las mismas?¿ Tal vez el gallego es una amenaza frente a una lengua que se habla en decenas de países, en varios continentes? ¿Qué habría pasado si en vez de Tim Robbins hablando en inglés, hubiera sido Ramon Madaula el protagonista haciendo gala de su perfecto catalán? Ah, claro, entonces no habría sido creíble que un americano hablara con eles geminades. No habría sido lógico, claro, aunque el cuerpo del equipo fuera mayoritariamente catalán, no habría sido lógico.
Pues a mi me parecieron premios más que merecidos, aunque fueran en inglés porque la película me encantó. Sé que mi opinión es la de una simple espectadora pero la película, en el idioma que sea, es magnífica, se clava en lo más hondo y estremece hasta el punto de dejarte con el ánimo zarandeado al dejar el patio de butacas. Detrás de la utilización del inglés hay, por supuesto intereses con ánimo de lucro, nadie a dicho que la industria cinematográfica fuera una ONG, pero, lo que se premia es el trabajo bien hecho, ¿o tal vez no?

De por qué me gusta bailar

De por qué me gusta bailar
Se oye una canción cualquiera, ni rápida, ni lenta. Puede ser un tema Mark Anthony o J.Lo , U2 y Vertigo o la voz de Sinatra y el propio Bono saboreando a medias cada nota de Under my skin. Cualquiera vale. Sólo tiene que captar mi atención y los pasos se descubren solos. Tampoco hace falta que la música suene en un lugar especial. Con que suene en mi cabeza basta para que los pies sigan a las corcheas por el pentagrama. Suena un clarinete, purum, purum, pum, pum y detrás un par de trompetas, pim, pim y repiten de nuevo. I`ve got you, undder my skin pim,pim I´ve got you deep in my heart with me. Y en ese momento es imposible parar. Mis hombros han decidido moverse al compás del slow, quick-quick, slow de este fox lento, suave y los pies comienzan a notar el cambio de peso, de uno al otro, flotando enfundados en sandalias de baile, sobre el suelo brillante, acabado de pulir para la ocasión. And I try so, not to give in . El vestido sigue cada balanceo y a cada giro dibuja una nueva figura en el aire. Y llega el estribillo de la canción a la vez que las piruetas se complican con la aparición en escena del bailarín. Y una vuelta y otra. Y el ritmo se acelera unos segundos al igual que mi pulso. La respiración se me entrecorta y empiezo a notar un leve mareo debido a las vueltas. Son sólo unos minutos hasta llegar al final apoteósico, la última vuelta hasta la última figura, and I´ve got you, under, my ,skin . Último compás y silencio. Los ojos que me han guiado por el salón entre vuelta y vuelta en brazos de mi Fred Astaire regresan, y yo con ellos, al domingo gris y lluvioso, al pijama de ositos y los peucos, mientras el suelo encerado vuelve a ser el de casa y Fred se difumina hasta ser una sombra, mi sombra, pegada a mis pies. Al poco, Marc empieza a cantar su Valió la pena. Los ositos se transforman al minuto en lunares de un corto vestido de vuelo y el salón reluciente es ahora una pista al aire libre entre palmeras. Fred, ya no es Fred, sino Alfredo y el romanticismo del slow ha dejado paso a la sensualidad de la salsa.
Así, una tras otra, se van sucediendo las canciones en la emisora y con ellas, historias y sentimientos diferentes, que me transforman, cada tres minutos y medio, en una persona distinta. Y mientras todo eso pasa, mientras mi cabeza y mis pies se alían para llevarme al caribe, a un salón de baile o a un local de country de Texas, me siento más libre que nunca, más yo misma, más viva, más yo.
¿Habéis hecho alguna actividad que consiguiera que perdierais la noción del tiempo, a la que pudierais dedicar todas las horas que fueran necesarias y no cansaros, algo que os hiciera sentir tan bien que consiguiera haceros olvidar cualquier mal rollo y recuperar el buen humor? Pues eso es lo que consigue el baile conmigo. Que nadie le busque dobles intencionalidades pues el sentido que le quiero dar es único y carente de malicia. No sé si he conseguido expresar con claridad la idea, pero para muestras, recomiendo dos películas más o menos buenas aunque para mi son excelentes, Billy Elliot y Flashdance. La última, sólo por la música de Giorgio Moroder e Irene Cara vale la pena

2006/01/30

Primera entrada de blog

Desde que me descrubrieran esta forma de comunicación me propuse construir mi propio diario virtual. Me gustó la idea de poder expresarme y dejar ver lo que pasaba por mi cabeza a aquellos a quienes les diera la ruta por la que llegar a ellos. Y es que a veces me gustaría comentar esto o aquello con alguien o con muchos alguienes y,o no hay tiempo, o el que hay no es para reflexionar sobre ese tema o, simplemente, no está el interlocutor para escuchar las opiniones de quien está escribiendo en este momento, o quien lo ha de expresar no lo considera oportuno. Es por eso que me pareció magnífico lo de poder decir lo que se piensa y que los demás lo lean si y solo si les apetece (no sé por que me acuerdo ahora de los silogismos de lógica matemática y los condicionadores y todo eso).
Así pues doy la bienvenida a todo aquel que entre en este blog alguna vez y me saludo a mi misma tambien porque es un saludo recíproco de los pensamientos al exterior.