2013/02/25

Jornadas de reflexión

Hay días que sirven para ordenar, la casa, las ideas o lo que haga falta. Generalmente caen en fin de semana, casi siempre en domingo y el frío o la lluvia suelen acompañarlos aunque, curiosamente siempre pillan a solas.
A mí, además, se suelen pillar en pija de felpa con animalitos, de los que mamá me regala por navidad, zapatillas peludas y pocas ganas de hacer algo productivo.
Entonces siento la necesidad imperiosa de limpiarlo todo, lo que sea, y se alterna, sincopada, con las ganas de perder el tiempo mirando las musarañas o pensando en cualquier cosa.
Momentos de silencios y mirada perdida, monólogos reflexivos o buceos por Internet para interesarme por la altura de Janet Leigh que, a veces, se ven interrumpidos por una idea genial, por una reflexión vital o una evidencia que antes no veía.
Esos días son peligrosos. En ellos se me han ocurrido las mejores y peores ideas y mi ánimo ha ido de lo más alto a lo más bajo cual noria de feria. Son días que siempre se acaban cargados de decisiones.
Supongo que así deberían ser los días de reflexión anteriores a unas elecciones. ¿Qué decisión ha de ser más importante que elegir a quien ha de gobernar un país?
Por supuesto la pregunta va cargada con toda la ironía del mundo, viendo como está el patio.
El caso es que hoy fue una de esos días de reflexivos para mí.
Como en otras ocasiones, el resultado fue una casa más limpia, un malcomer sostenido todo el día y mucho, mucho que hacer para llegar a ese fin que últimamente veo más claro.
De un tiempo a esta parte, todo el mundo me dice que brillo cuando hablo de mi proyecto, que se me nota el entusiasmo y la felicidad. Hoy, más que nunca, creo en ese proyecto, en ese objetivo y en estar en el camino. Quizás sí se estén conectando los “Dots” como decía Jobs.