2008/12/25

Feliz Navidad, de vuelta, como eel turrón

He hecho muchas veces ya el viaje de Madrid a Barcelona pero esta vez era distinto. Esta vez me sentía en un anuncio de turrón, creo que como casi todos los que estábamos en el tren, como casi todos los que carreteábamos maletas y bolsas por la estación de Atocha.
Estaba en mi asiento, quedaba menos de una hora para llegar, ya había cenado y ya había acabado la película. Quería llegar ya. Sabía que mis padres estarían allí. Estaba muy nerviosa, aturdida incluso, tal vez por el vino de la cena, o que era casi media noche de un día muy largo, no lo sé. Volvía a casa, porque siempre será casa, creo que eso era suficiente motivo.
Al salir me encontré con una gratísima sorpresa: además de mis papis me esperaba una amiga, una muy buena amiga. Me costó reaccionar, de hecho creo que no reaccioné casi. Me encantan las sorpresas y ver a una de mis mejores amigas y a mis papis, incondicionales, tiernos, fue el mejor de los regalos para quien, aún estando bien en otra ciudad, se siente emigrante.
Hoy me espera un gran día. De nuevo estoy nerviosa. Hoy es la primera Navidad tras sirme de casa, tras casi dos meses sin estar con la familia al completo. Y los niños, ay...Me muro por verlos, por abrazarlos y que me digan ese "Hola Ñaaaaaaaaa!!!!!" que tanto me gusta.
Y luego más amigos, más sensaciones. Es un grandísimo día de emociones, de regalos de verdad y no los que traen los Reyes: sonrisas, abrazos, conversaciones y amor, mucho amor.
Hoy es un día feliz así que quiero compartir esa felicidad con vosotros: FELIZ NAVIDAD bloggers.

2008/12/17

En busca de los zapatos de fiesta de invierno

De vez en cuando me encuentro ante un problema consumista superficial, por llamarlo de alguna manera, que acaba inspirando los posts más superficiales de este blog. Recuerdo uno en que iba a la caza de un bolso de charol negro o la búsqueda de un traje o...
Ayer tocó: En busca de los zapatos de fiesta de invierno.
Situación: Esta noche tengo que ir al cocktail de Navidad de empresa.
Problema: Me hacen falta unos zapatos de fiesta de invierno, preferiblemente negros.
El proceso de búsqueda: Recorrer todas las zapaterías, grandes almacenes, tiendas de ropa de la ciudad en dos tardes.
Algunas anécdotas de la búsqueda:
Anécdota 1: Hay que especificar.
Gata: Hola, tendrías algún modelo parecido a este pero de invierno?
Dependienta teenager: Estos son de invierno.
Gata: Ah pues...tendrías algún modelo parecido a este pero con la parte delantera del zapato cubierta?
Dependienta teenager: Es que esta temporada se llevan los zapatos de fiesta descubiertos.
Gata (pensando quién es el sádico que ha decidido que los zapatos de fiesta-noche de invierno han de ser sandalias con todo el pie al aire): Bueno....tendrías algún modelo parecido a este pero con la parte delantera del zapato cubierta de otra temporada?
Dependienta teenager: depende del color que quieras puedo mirar a ver qué queda.
Gata (sonriendo y planteándose si es un amstrad en vez de una persona o si la pobre chica no da más de si o si quiere que le acabe incrustando el zapato en un ojo): Tendrías algún modelo parecido a este pero con la parte delantera del zapato cubierta de otra temporada en negro del 38-39, con un tacón no superior a los 10 cm, a ser posible atados al tobillo, sin pedrería, de tacón fino?
Dependienta teenager: Uy no, negro no tengo nada. Pensaba que buscabas de otros colores.
Gata mira el zapato negro que tiene en la mano, se mira a si misma vestida de negro y se plantea qué le hizo pensar a la dependienta que quería unos zapatos, no sé, amarillos. ¿debía pensar que faltaba color en mi vida?
Anécdota 2: El zanco
Gata ve unos zapatos preciosos, negros, de puntera casi cubierta en su totalidad, atados al tobillo. Entra, pide su número y se los prueba. Son preciosos y se ajustan perfectamente a su pie.
Se levanta del banco. Entonces se da cuenta que no puede moverse. Intenta dar un paso, pero le da miedo. Finalmente, se arma de valor y camina, con pasitos de geisha, hasta el espejo.
Se ve en el espejo. Son preciosos y le quedan estupendamente pero son tan altos que no puede dar un paso.
Gata: Perdona, tendrías alguno similar no tan alto?
Dependienta compasiva un poco "hierbas": ay, lo siento...siiii....son un poco altos...pero en negro cerrado...
Gata (empezando a pensar que, siempre esta fuera de moda y busca lo que no se lleva): pues si un poco...¿Cuánto mide este tacón?
Dependienta "hierbas": uy...no sé...es que esta colección ha venido alta. Tenemos unas allí planas (y señala unas merceditas de charol que me recuerdan a unos zapatos de comunión). Voy a medirlo.
La dependienta se arma con una cinta métrica y dice: Si...son altos...12cm de tacón...es que en las fiestas a las chicas nos gusta sentirnos altas no?
Gata, no puede hablar. Mira a la dependienta y se plantea si la pobre chica no ve bien porque, sin duda a una gata de 1.75 no le apetece medir 1.87 en una fiesta, más a riesgo de partirse un tobillo.
Anécdota 3: Si el zapato ajusta
Gata ve unos zapatos. Pide un 38-39.
Una dependienta que corre de un lado a otro le da el expuesto que es un 38. Le va algo pequeño.
Gata, parando a la dependienta: Perdona, tendrías un 39?
Speedy dependienta: lo miro (fiu....)
Gata se sienta, aun con el zapato puesto. La tienda esta abarrotada y hay poco personal que va de un lado a otro a toda velocidad.
Speedy dependienta: No me queda.
Gata: Vaya...qué lástima.-se dispone a sacarse el zapato.
Speedy dependienta: pero si te ha cabido!!!! Entonces?
Gata: bueno, pero me va estrecho.
Speedy dependienta: Si te ha entrado este es tu número. Te saco la pareja?
Gata: No gracias, es que me va pequeño-y se saca el zapato.
Speedy dependienta coge el zapato lo deja en el estante y desaparece dejando una estela de polvo.

Resultado del experimento: Un par de zapatos negros con la puntera cubierta de menos de un km de tacón y la certeza de que va fuera de moda y que pretender que un zapato no sea un instrumento de tortura es una quimera.

2008/12/15

La rancia de Facebook

Hace poco menos de un año me creé un perfil en Facebook. Lo hice para comunicarme con algunos amigos que se conectaban por esta web a menudo y ponían fotografías, etc. Con el cambio de ciudad la utilidad para "tenerme al día" aumentó. También me han sido muy útiles los jueguecitos que hay por ahí. Me lo planteé como una herramienta más de comunicación, que no incluía la carga de fotografías, al menos en mi caso. Así nació mi perfil y fue creciendo con los amigos de aquí y de allá.
Y entonces me llegó una petición para ser "mi amigo" de un "amigo de un amigo de un amigo". Cuando le envié el mensaje diciéndole que no lo conocía me dijo que podríamos conocernos.
Aluciné. Había quien lo utilizaba de herramienta ligotera. Cualquier cosa puede ser útil para ligar. De éstas peticiones me han llegado unas cuantas. Decidí restringir mi perfil.
Luego me empezaron a llegar peticiones de ex-alumnas del colegio. La primera me hizo gracia porque fue de alguien que en su momento fue mi amiga y la acepté, aunque desde entonces, y ya hace meses, no ha vuelto a respirar. Luego empezó la avalancha de ex-alumnas, incluso de algunas que realmente en su momento me caían mal.¿Creía alguna de aquellas chicas ex-niña-cabrona-que-se-metía-conmigo que ahora me iba a caer mejor? ¿O quizás era puro cotilleo? Pues empecé a denegar las peticiones y restringí aún más mi perfil para que no pudieran buscarme, aunque no me libré de ser "marcada" como una res o, como dice facebookers, "etiquetada" en una foto del colegio, que es algo que está muy de moda, lo de poner fotos del cole con pintas ochenteras. Que se ríe una pero vaya,¿cal?
Finalmente hoy me llegó una petición de otro "amigo lejano". A mi mensaje de "no te conozco" me ha contestado un "bueno, es que así somos más". Al decirle que yo prefería que no, me he ganado un "bueno, bueno, tu te lo pierdes".
Me he preguntado qué debe ser eso que me pierdo de que un desconocido acceda a mi información o de ser "más".
Señoras y señores usuarios de Facebook: por muchos "amigos agregados" que se tengan, no se tienen más amigos reales. ¿Se es más popular por tener más amigos en Facebook? ¿Se tienen más amigos con los que pegar unas risas o una llorera por agregarlos compulsivamente o a golpe de búsqueda avanzada? ¿Es menos amigo alguien que no te envíe invitaciones a aplicaciones? ¿Para qué se quieren ver fotos y comentarios de personas con las que en realidad no se tiene ningún contacto?
El otro día borré por primera vez a un "amigo" ala! Qué chunga no?
Sé que para más de uno seré una rancia pero prefiero que mi perfil siga siendo como es.

2008/12/04

Por fin, sin palabras por "El beso"


El fin de semana pasado, por fin, lo vi. Supe de su existencia a principios de los noventa, por una de esas películas romanticonas de las que confieso cierta adicción. La película era Elegir un amor (Dying young - 1991). En esa película había una escena en la que el protagonista hablaba de una serie de cuadros, entre ellos "El beso" de Gustav Klimt. Así lo conocí. Me empecé a interesar por el cuadro, el autor y el movimiento secesionista al que pertenece aunque, sin duda, lo que más me atraía de esa pintura era la ternura de ese beso,la pasión, la delicadeza, el dorado del mosaico que cubre a los protagonistas. Desde entonces ese cuadro me ha acompañado, ya fuera como una reproducción, en forma de punto de libro, de reverso de cartas de póker o troceado en mil piezas de puzzle. Ha llegado a ser, incluso, parte de ese conjunto de "señales" que me han llevado a mi nuevo hogar.
Y el fin de semana pasado, por fin, lo pude contemplar en directo. Estaba nerviosa. Entré en la sala del Belvedere mirando a un lado y a otro. Admiraba las demás obras pero no podía evitar estar expectante, esperando girar una esquina y encontrarlo allí. Llegué a la sala más grande. La gente se arremolinaba frente a dos paredes opuestas, de una de ellas colgaba Las edades y de la otra El beso. Me saltó el corazón. No quería llorar pero reconozco que me costó contener las lagrimillas de emoción. Por fin, allí estaba, magnífico, imponente, simplemente, bello. Repasé cada detalle,cada dibujo del mosaico. Me acerqué, me alejé, lo miré desde aquí, desde allá. No podía dejar de sonreír.
Me costó dedicar atención a las obras que vi después y me costó más aún decirle adiós, aunque sé que "volveremos a vernos".
Hice realidad un sueño.