2008/12/04

Por fin, sin palabras por "El beso"


El fin de semana pasado, por fin, lo vi. Supe de su existencia a principios de los noventa, por una de esas películas romanticonas de las que confieso cierta adicción. La película era Elegir un amor (Dying young - 1991). En esa película había una escena en la que el protagonista hablaba de una serie de cuadros, entre ellos "El beso" de Gustav Klimt. Así lo conocí. Me empecé a interesar por el cuadro, el autor y el movimiento secesionista al que pertenece aunque, sin duda, lo que más me atraía de esa pintura era la ternura de ese beso,la pasión, la delicadeza, el dorado del mosaico que cubre a los protagonistas. Desde entonces ese cuadro me ha acompañado, ya fuera como una reproducción, en forma de punto de libro, de reverso de cartas de póker o troceado en mil piezas de puzzle. Ha llegado a ser, incluso, parte de ese conjunto de "señales" que me han llevado a mi nuevo hogar.
Y el fin de semana pasado, por fin, lo pude contemplar en directo. Estaba nerviosa. Entré en la sala del Belvedere mirando a un lado y a otro. Admiraba las demás obras pero no podía evitar estar expectante, esperando girar una esquina y encontrarlo allí. Llegué a la sala más grande. La gente se arremolinaba frente a dos paredes opuestas, de una de ellas colgaba Las edades y de la otra El beso. Me saltó el corazón. No quería llorar pero reconozco que me costó contener las lagrimillas de emoción. Por fin, allí estaba, magnífico, imponente, simplemente, bello. Repasé cada detalle,cada dibujo del mosaico. Me acerqué, me alejé, lo miré desde aquí, desde allá. No podía dejar de sonreír.
Me costó dedicar atención a las obras que vi después y me costó más aún decirle adiós, aunque sé que "volveremos a vernos".
Hice realidad un sueño.

4 comentarios:

el nom de la rosa dijo...

Me alegro que el encuentro con Klimt y "El beso" fuera tan emotivo.
Yo tuve que llevar a mis acompañantes al Belvedere casi arrastrando, pero cuando nos encontramos con Klimt y Schiele, disfrutamos muchísimo de la visita.
Lo que yo hubiera dado por ser una dama vienesa de fin de siglo y tener un retrato mío de cualquiera de estos dos...

la gata dijo...

Aix, no nem bé, no nem bé...Me da quelas mujeres de Klimt y Schile, como las de Picasso, sufrían bastante...Ay que no aprendemos...
Pero sabes qué? Te veo de musa pelirroja, sí, sí, y con tantos músicos por aquí y por allá...

el nom de la rosa dijo...

No, más que musa estaba pensando en ser mecenas de alta alcurnia con pasta. El cuento del pintor seguro que cambiaba, he he.
Es que me acordé del retrato que Klimt pintó de una tal Adele, no sé si condesa o señora de pasta a secas, hermosísimo tal como se veía en fotografía, y que acababan de retirar del Belvedere porque tras años y años de pleitos los herederos lo habían recuperado tras caer en manos del Estado austríaco con las confiscaciones nazis de obras de arte (el cartel explicativo del museo lo decía de otro modo más fino).

la gata dijo...

Vaya, pues no lo sabía...Interesante, interesante. Pues nada que así sea, señora con pasta a secas ;-)