2011/12/07

La filosofía del centollo versus al esnobismo emocional

El sábado pasado me liaron para ir a una fiesta de singles. Quien me conozca mínimamente sabe que soy más que reacia a cualquier tipo de actividad, web o asociación cuyo único fin sea encontrar pareja. Aunque muchas personas han encontrado pareja  gracias a ello y lo respeto, es algo que no va conmigo, así de sencillo.
Así que tras ser víctima de una artimaña considerable, el otro día me vi en una fiesta de “singles”. Me lo tomé como un experimento científico.
Me encontré en un local lejos del centro en el que el porcentaje de parroquianos era como de cinco hombres por cada mujer, o mayor incluso, de edades comprendidas entre los treinta y pico a los cincuenta y pico.
Si la actitud de ligoteo en una fiesta estándar es considerable, allí era descarada. No se cumplía aquello de “vengo a pasarlo bien y a ver que cae” sino “vengo a ver que cae y a pasarlo bien”. Me sentí algo agobiada. Que nadie me malinterprete, los chicos eran atentos, educados, amables y lucían su mejor sonrisa y sus más ingeniosas bromas pero tanta evidencia me abrumaba y cierto toque pulpense me molestaba un poco.
La mayoría con los que hablé salían de una relación larga recientemente y parecían buscar una pareja con cierta ansia. De hecho, a los cinco minutos escasos de cualquier conversación ya me habían expliado estado civil, profesión y dónde vivían, régimen de alquiler o compra de la vivienda incluido, vaya “anant per feina” y, a destacar, prácticamente no me habían preguntado nada de mi misma.
Entonces recordé la filosofía del centollo, aquella que más de una vez han querido que siga y me he negado.
En qué consiste la filosofía del centollo? Consiste en escoger pareja como quien, en una marisquería señala a un centollo de la pecera, es decir, a dedo y diciendo, “este mismo”.
Hace ya tiempo, una amiga, con toda la mejor intención del mundo y cero diplomacia, me dijo que si tenía algún amigo de todos ésos que fuera normal y me lo pudiera quedar como pareja.
Aquel día nació el concepto de centollismo.
Claro, ella no entendió que le dijera que todos mis amigos eran normales, que no estándar, que los quería un montón, pero que no eran perritos o gatitos a los que adoptar, que tenían personalidad y criterio y, lo más importante, no eran centollos intercambiables. Tendríais que ver su cara cuando le dije que no quería pasar el resto de mi vida con un centollo.
Pues la otra noche me dio la impresión de estar en una reunión de centollistas, todos a la caza de su centollo o centolla.
Entonces descubrí que, además de no seguir esa corriente filosófica, tampoco quería ser tratada como semejante crustáceo.
La noche dio para mucho. Encontré a algún “engañado” como yo y también fue bastante enriquecedor.
Llegamos a la conclusión que el grado de centollismo es casi inversamente proporcional al tiempo que haga que el sujeto se ha separado, es decir, tras los primeros meses “negros” a menos tiempo, más centollismo. Después hay una época muy acusada y, o se encuentra pareja-centolla o el sujeto empieza a acostumbrarse a la soltería.
Ahí llegaría la diferencia entre single y soltero de larga duración. El single busca con avidez pareja y maquilla su situación sentimental a golpe de anglicismo. El soltero de larga duración ya no está en esa fase de síndrome de abstinencia y se siente cómodo con su soltería, la búsqueda de pareja, si es que busca, es menos intensa. Dentro de este último grupo hay quien un día cae en el centollismo y hay quien cae en el esnobismo emocional, ése en el que ya no sólo no vale cualquiera sino que cada vez se pone el ojo en alguien más y más “especial” (el entrecomillado es deliberado como equivalente a decir exótico, diferente, alternativo, complejo). El grado de esnobismo emocional también se puede agudizar cuanto más tiempo pase el sujeto a gusto en su soltería (que no celibato, muy importante el matiz ya que el “picotear” también da alas y tiempo al esnobismo emocional). Los casos más extremos de esnobismo emocional son aquéllos en que el soltero, aunque encuentre a alguien especial, sigue pensando que quizás hay alguien aún más especial a la vuelta de la esquina y que podría perdérselo. ¿La búsqueda de la perfección?¿Dónde está el límite?
Por supuesto, ambas posturas frente a la soltería tienen en medio muchos grados y matices, así como combinaciones de ambas corrientes.
También me quedó claro que los dos polos, en este caso, no se atraen.  También entendí que los centollos y centollas tienden a encontrarse y vivir el resto de su vida centollamente pero los esnobs...ésos descartan entre sí y siguen a la búsqueda de La Tierra Prometida.
Conclusión: los extremos, como siempre, son malos (Discovering garlic soup, as always)

4 comentarios:

blondie dijo...

No conocia la teoria centolla, pero me ha gustado su descripción. Cuanta razon tienes con los extremos y qué dificil resulta no caer en ellos.
Por cierto, me ha chocado la proporción hombres/mujeres.

la gata dijo...

Sip, curiosa proporción. Son muy peligrosos los extremos.
Beso

el nom de la rosa dijo...

Si elijo a un centollo verde, ¿soy una snob emocional?

Muy, muy interesante.

la gata dijo...

mmmm...cual es el grado de fijación por los verdes?