2006/04/18

De rosas y libros

El día 23 de abril de acerca y en más de una conversación de estos días ha salido a relucir el asunto rosa-libro. Lo cierto es que en mi opinión, es una de esas fiestas que, dejando de lado la parte lucrativa en sí, la encuentro bonita. Me encanta pasear por la ciudad, a ser posible bajo un bonito sol primaveral, y pararme en los puestos de libros, y pasear por las calles que hueln a rosa, y con suerte hacer cola para que un escritor me firme su libro. No me dejo la parte romántica, para nada, esa también es hermosa, aunque no automáticamente hermosa, como siempre en que la parte emotiva entra en acción. Los intercambios de libros y rosas pueden ser estupendos: la rosa que le compra un niño a su madre, el momento en que la pareja dice que el libro comprado es “perfecto”, o ella sonriendo con los ojos cerrados mientras huele la rosa rojo sangre comprada en la paradita de los estudiantes de turno; incluso las rosas regaladas en el trabajo o en el banco o en el gimnasio, hasta las virtuales tiene su gracia. Qué bonito es pasearse por la calle con la rosa y el libro, zum zum, zum zum. Pero, como siempre, qué hay de los libros y rosas esperados y no regalados, de los regalados que carecen de significado o los que se “estropean” por una discusión, tonta o no, que marcará un día, ese día. Y es que hay fechas en las que se tendría que prohibir discutir con nadie. Porque esos días que todo el mundo tiene marcados en el calendario deben ser alegres. Cualquier bronca o hecho desagradable o triste es borrable de la memoria pero, si sucedió en Navidad, en Año Nuevo, en Sant Jordi, cada año es como un “aniversario”.
Supongo que este texto sería distinto si no fuera martes post-fiesta, si me funcionaran todos los sistemas y si tuviera menos de 90 mails en la bandeja de entrada. Prometo algo más alegre relacionado con Sant Jordi un día de estos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tengo una ilusión cada St. Jordi o S. Valentín, que nunca ocurre porque son cosas que sólo pasan en las pelis...Y es el regalo de una rosa no esperada, de alguien desconocido, prendida en mi puerta con una notita enigmática.Y ya te contaré pero creo que este año tampoco será el año...

la gata dijo...

Uf! Buena suerte bruji. Y sí, ya me contarás. A mi la que más ilu me hace es la que me dará un rubio de sonrisa encantadora: mi sobrino.

hack de man dijo...

¿A qué huelen las nubes?

Anónimo dijo...

A rosas? A ilusión? A sueños rotos? Al agua pulverizada del mar justo cuando se resquebraja en las rocas? A un beso? Al aleteo de un hada? Escoge, Hackman...