En una de esas sobremesas tras comer con un grupo de compañeros de trabajo, una de mis colegas ha comentado un artículo que leyó hace tiempo llamado algo así como “eres lo que comes”.
Explicaba que la forma que tienen las personas de comer dice mucho de su personalidad, especialmente de su comportamiento sexual: el que prefiere las grandes cantidades de cualquier cosa y las debora rápidamente, el o la que no come casi nada, que enseguida se siente saciado, vaya muy intructivo.
Así que todos nos hemos alegrado de haber acabado de comer, aunque nos quedaba la duda de si nos había estado observando. Qué sensación de invasión de la intimidad, de repente!
No me suelo fijar en cómo come la gente, la verdad y que nunca me lo había planteado, y vosotros?
Y esta compañera o debería mejor manager, you know, you know, está totalmente convencida de ello “y si no me crees compruébalo”. Claro, muy fácil he pensado yo: primera opción observar a la gente y después pregutarle por su comportamiento sexual o, segunda, observar y luego “contrastar en campo” el omportamiento de los sujetos.
En fin, no sé si os parece interesante, tal vez en según qué casos, justamente en esos en los que se piensa en un posible estudio “in situ” vale la pena observar al sujeto “comiendo”.
Explicaba que la forma que tienen las personas de comer dice mucho de su personalidad, especialmente de su comportamiento sexual: el que prefiere las grandes cantidades de cualquier cosa y las debora rápidamente, el o la que no come casi nada, que enseguida se siente saciado, vaya muy intructivo.
Así que todos nos hemos alegrado de haber acabado de comer, aunque nos quedaba la duda de si nos había estado observando. Qué sensación de invasión de la intimidad, de repente!
No me suelo fijar en cómo come la gente, la verdad y que nunca me lo había planteado, y vosotros?
Y esta compañera o debería mejor manager, you know, you know, está totalmente convencida de ello “y si no me crees compruébalo”. Claro, muy fácil he pensado yo: primera opción observar a la gente y después pregutarle por su comportamiento sexual o, segunda, observar y luego “contrastar en campo” el omportamiento de los sujetos.
En fin, no sé si os parece interesante, tal vez en según qué casos, justamente en esos en los que se piensa en un posible estudio “in situ” vale la pena observar al sujeto “comiendo”.
7 comentarios:
No conoces el chiste del príncipe comiendo melón y la cenicienta?
Si no lo sabes y quisieras, no t lo voy a explicar aquí pq es largo y tp m lo sé muy bien. Si algún día nos vemos, con mi gracia salerosa d'explicar xistes, t cuento como va la historia... o no, pq m'stoy dando cuenta q no sabría explicarlo, pero tiene q ver con el cómo come el melón el príncipe y la hora d irse d la cenicienta.
Pus no me lo´sé, la verdad. Ya me lo contarás cuando nos veamos ,aunque ultimamente...
No tenía ni idea de "esas asociaciones", pero si que soy de las que observa a las personas en la mesa, porque generalmente, es un momento de relax y determinados gestos te dan "pistas" de como es esa persona. Es interesante...
recuerdas la escena de la peli "El amor tiene 2 caras" cuando Barbara S. está cenando con su madre y preparando el "bocado perfecto", su madre que no le quita ojo finalmente le dice: "hija necesitas un psiquiatra".
Por cierto Hackman yo tampoco conozco el chiste del melón :-(
Cómo no voy a recordarla! Me encanta! Ahora viene cuando alguien critica pero me da igual.
Es de esas pelis que me sé de memoria. Creo que a partir de ahora me fijaré más en la forma de comer d ela gente.
Jajajaja... exacto! Ahora viene cuando alguien critica. 'El amor tiene dos caras'?!! Hummm...bones festes!!
Yo ya no podré comer con vosotras. M sentiré demasiado observado y m cortaré.
La hª dl príncipe y la cenicienta, es q no sé explicarla. La esencia la sé, pero... ya buscaré a ver. Hicieron un corto y todo.
Vagi b!
H.
Completamente de acuerdo, no solo "somos lo que comemos" sino como lo hacemos, todos nuestros actos son un reflejo de lo que somos, somos eso, como caminamos, como nos movemos o no...
Además te diré que las personas que he conocido que no sabían, ni apreciaban "el comer", besaban fatal. Y no es un chiste.
Tomo nota. A futuro, aseguraré la jugada. Ya contaré.
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