2009/09/03

Arrivals

Por más que en mi vida cada vez sea más habitual, no me acostumbro.
¿A qué?
No me acostumbro a llegar a un aeropuerto, a una estación de tren o de autobús y que no haya nadie esperándome. Recoger la maleta y salir por las puertas que separan la zona de seguridad de la zona de llegadas sabiendo que no hay ninguna cara conocida al otro lado, que va a tocar ir a por un transporte, el que sea, sola, cargada, cansada, sabiendo, o no, la dirección exacta a la que toca ir a por el tren, taxi o metro de turno.
Quizás en un aeropuerto, en que hay más gente esperando, sea donde más duro me resulta.
Se abren las puertas y aparecen montones de personas tras una barrera, expectantes. Algunos te miran una centésima de segundo hasta ver que no eres la persona que esperan.
Antes miraba como si fuera a encontrar una cara conocida. Últimamente, ya no.
Sólo salgo, con paso ligero y me alejo del campo de visión de esas personas que siguen a la espera, mientras busco las señales o voy directa hacia donde sea.
Pero aún así, no me acostumbro.
Recuerdo cuando de pequeña íbamos a buscar a mi tía al aeropuerto cuando venía de Alemania. Íbamos toda la familia (ahora me pregunto cómo cabíamos en el coche) y era "el acontecimiento" del año, al menos para mí, que me moría por estar en la terraza exterior viendo despegar y aterrizar aviones bajo un ruido ensordecedor.
Supongo que los tiempos cambian, que los transportes de larga distancia son sólo parte de nuestra cotidianidad y, como tantas cosas, a día de hoy, no se merecen más atención.
Aún así, no me acostumbro, aunque las lleve mejor que las despedidas, eso sí.

Dejo un enlace de una escena de Love Actually que veo a menudo, concretamente cada vez que esa rutina escuece (no cuelgo la escena porque no me lo permite).

5 comentarios:

xnem dijo...

Así es. Mire hace nos días me dio por recordar toda aquella parafernalia que se montaba cuando tomábamos un barco en los muelles cercanos a Colón para ir a Menorca. Y no hace tanto. la gente llevaba rollos de papel higiénico y lo tiraban desde el muelle hasta las barandillas, se volvía a lanzar. Cuando el barco partía esos vínculos de celulosa se estiraban hasta romperse. Es una de esas cosas que no he visto nunca ni en televisión ni en el cine.

Tenía un amiga que me recomendó Love Actually, ella la solía ver una vez por año. Yo solo la vi una vez, pero me gustaría repetir, eso si esta vez en compañía.

el nom de la rosa dijo...

Me ha hecho gracia el post porque yo hago exactamente lo mismo cuando llego a un aeropuerto. Y creo que a la puerta, lo que es a la puerta, no ha venido nunca nadie a esperarme. Bien, salvo en algún viaje de grupo, de los que tienes que buscar el cartelito. Pero te vienen a esperar porque es parte de su trabajo, no porque quieran verte "a ti".

"Love actually" es de aquellas pelis que ganan enteros cuando se vuelven a ver.

la gata dijo...

Ostras X sí lo he visto en una peli! En "Tu y yo" con Mr Grant y la dama Kerr,tan encantadores y glamourosos ellos.
Fíjese que es una de esas pelis que me suelo poner para planchar, ya ve usted, o en momentos de esos en que, solita, puedo poner cara de tonta y reir y decir ooooh. Ya me contará qué tal se ve bien acompañado ;-)

Rev cómo que no te vinieron a buscar!!!!!Ooooh, que Emperatriz y esta Gata estaban ahí el famoso día del Cristo de Medinaceli, ooooh!!!!!
Pero bueno, la próxima vez que vengas alone vente en avión y allí estaré.

el nom de la rosa dijo...

Cierto Gata, había olvidado todo lo sucedido aquel día y sólo recordaba las risas y el sonido de las botellas en el autobús mientras todas las señoras que iban a ver el Cristo de Medinaceli nos miraban con conmiseración.

Vale, el próximo día avisa que te vengo a esperar a Sants ;-)

blondie dijo...

Gran viaje aquel, en avión, bus y a pie; momentazos botelliles a tutiplen

pd palabra de verificación "boddyme"