2008/09/01

Los fantasmas no te abandonan

Una de las cosas que tiene cambiar de ciudad es que lo dejas todo atrás. Por mucho que se siga teniendo contacto con los que quieres, lo cierto es que la vida diaria cambia y las personas que ves cada día son otras. Es un borrón y cuenta nueva para lo bueno y para lo malo. Hay cosas y especialmente personas que cuesta dejar tan lejos, aunque por suerte sigan ahí, pero hay otras cosas y personas que alegra perder de vista: el estrés, alguien que te amarga y, sobretodo, esos fantasmas de un pasado que siempre está ahí.
Pero algún fantasma, o "el fantasma", aquél que más alegra no volver a ver, a veces se resiste a desaparecer del mapa. Por azares de la vida o un destino caprichoso, a veces resulta que "ese fantasma" se ha venido también a Madrid. A ver cuanto tardo en cruzarme por la calle con mi pasado,conociéndome no me extrañaría que fuera un día de éstos cualquiera

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los "fantasmas" solemos crearlos nosotros mismos y, a menudo, coinciden con capítulos pendientes de cerrar en nuestras vidas. No desaparecen y los llevamos con nosotros hasta que finalizamos ese episodio. Quién sabe... quizás lo mejor sea encontrarse al fantasma, enfrentarse a él y cerrar el capítulo. O quizás no...

la gata dijo...

Sinceramente no me apetece nada encontrarme a ese fanasma. No tengo nada que decirle. Bueno quizás sí: "Por qué coño no te vas a por ejemplo Petrogrado?"

xnem dijo...

Dicen que uno solo pasee aquello que puede salvar en un naufragio. Es decir somos solo lo que somos.

Con fantasmas o sin ellos, es tan sencillo olvidarlos como crearlos.

¿Y contratar a una cazafantasmas?