2008/11/02

"Castanyada" entre fogones



Sirves el plato a los comensales. Notas los nervios en el estómago. Habrá quedado bien? Les gustará? Esperas. Parece que les gusta. Te felicitan. Empiezas a comer. Ves que comen con apetito. Entonces sabes que realmente gustó. Te relajas y disfrutas de la cena. Entonces es cuando sonríes porque ha valido la pena ir a comprar corriendo, porque ha valido la pena pelearse con el libro de cocina, con la sartén, con el cordel, con el horno. Simplemente, hace que uno se sienta feliz.
Si a eso le añadimos "panellets" enviados desde Barcelona por los papis más adorables del mundo y buena conversación, qué más se puede pedir?

5 comentarios:

xnem dijo...

Cachis, me pilló la castañada currando y al salir me pilló el aguacero!. Las brujas no se apiadaron de mi. Snif. Eso si compré buniatos de los chinos. (Los chinos son los fruteros de la esquina), no saben lo que venden pero "todo etá mu bueno señor".

el nom de la rosa dijo...

Felicidades por el éxito culinario!
Desde que vi "Como agua para chocolate" que estoy segura que cocinar es un acto de amor (entendido en sus términos más amplios, léase amistad, cariño o lo que sea).

Un blog más que interesante sobre cocina para invitados (o autoinvitados):
http://cocinaparaimpostores.blogspot.com/

I bon profit!

Noemi Risco Mateo dijo...

Hola!
Yo también hice. Mis preferidos son los de piñotes :)
Saludos,
Tanakil.

xnem dijo...

Si ve que comen y comen y no dicen nada, ni las gracias, es que está exquisito.

la gata dijo...

Con amor lo hice, está claro. Qué bonita es esa peli.

Los mios tb son los de piñones...

Debía estarlo, debía estarlo, ole ole

Por cierto, la palabra de seguridad es : "recoges"...Me ha parecido curioso