2009/05/19

Id con Dios, don Mario


Se hace difícil decirle adiós, maestro. Me apena, me tensa, me desequilibra. Me siento indigna de ello, me siento una intrusa, una profana de esa palabra que vos dominabais. Me siento una troglodita que aporrea letras sin gracia intentando mostrar la pena de este corazón de lectora profana, de escritora de escaso talento y de corazón sentido, que ha vibrado, llorado y amado con vuestros poemas.
Me siento triste.
Sé que es un adiós y un para siempre, porque cada verso os ha llevado a la inmortalidad aunque vuestro existir corpóreo se extinguiera.
Pero, aún así, siento pena.
Adiós maestro, adiós don Mario. Que usted descanse en paz entre los buenos, porque alguien capaz de escribir lo que vos, de sentir y de hacer sentir así y de mirar con esa bondad que traspasaba el objetivo no puede estar más que entre querubines.
Adiós don Benedetti. Gracias por haberme regalado los poemas que pusieron letra a un sentimiento, los versos que han ahondado en este corazón de gata, hasta clavarse en lo mas hondo.
Descanse en paz

2 comentarios:

el nom de la rosa dijo...

Es que por tener, tenía incluso cara de hombre bueno como el pan, verdad?

Cuando leí la noticia en el periódico de la mañana del lunes, sentí como si se me hubiera ido, se nos hubiera alguien muy cercano. Gracias por sus versos, por sus palabras, querido Mario Benedetti!

la gata dijo...

Es cierto, estaba muy cerca nuestro, al ladito del corazón ;-)