2009/06/09

Hoy hace un año

Ya ha pasado un año. Ha pasado un año de aquella decisión de aquel paso, de aquél llegar a Madrid con un maletón de ilusiones y miedos. Ha pasado un año.
Ahora la ciudad ya es un poquito más mía, algunas zonas, algunas tiendas, algunos restaurantes.
Ahora ya tengo mi cine para ir a ver pelis en versión original, una tienda de chuches y un recorrido para ir a correr, una calle de tiendas preferida y un paseo que me encanta.
Ahora tengo buenos amigos, con los que comparto risas, confidentes.
Ahora ya tengo casa y plantas.
Ahora en vez de sentirme de vacaciones en Madrid me siento de vacaciones en Barcelona.

Pero aún así añoro el mar, el Born, algún cine, alguna tienda, algún paseo, algún restaurante.
Y sobretodo añoro a las personas, a esos amigos, a esa familia que sentí que abandonaba, esas otras risas, esos otros momentos.

Sigo descubriendo cosas, cada vez menos, claro, y me doy cuenta que pasan cosas en Barcelona, o abren o cierran sitios y yo no me entero. Soy de aquí y de allá, aunque mi corazón haya sacado los colores desde que está lejos, después de demasiada COPE, en taxis y en mi sector, el de la energía, tan de ese estilo. Y en un año de esplendor blaugrana, soy más del Barça que nunca.

Ahora a veces llevo tacones, o taconazos, mi pelo es más largo aunque el corte sigue siendo diferente al de las “Torre Picasso girls”.

Ahora miro al lado correcto en el andén, esté en la ciudad que esté.

Ahora me extraño si no me ponen nada cuando pido un refresco, aunque las cañas a las cinco de la tarde me sigan sorprendiendo.

En este año me he sorprendido con tanques desfilando por mi puerta, con la verbena de la Paloma, con las colas para ver al Cristo de Medinaceli. Este año no había Sant Jordi, ni Diada. Era raro.

Este año he recibido visitas. Mi casa, que cada día es más mi casa (aunque me líe entre las llaves de una y de otra), se ha llenado de risas, de bromas, de confesiones, de cenas, trufas y alcohol y, ante todo, de personas estupendas, de aquí y de allí y de todas partes. Se ha llenado de abrazos, de besos, de ternura y momentos especiales. También ha habido discusiones y lágrimas.

En este año he cogido más transportes, especialmente más aviones, que en toda mi vida.

En este año en Madrid, por fin, completé mi proceso de maduración.

2 comentarios:

el nom de la rosa dijo...

Si tuviera un blog, haría un post muy semejante, cambiando 1 añito por 5 años, y Madrid por Barcelona (y acortando distancias). Me es familiar esto de hacerme un lío con las llaves de una casa ("mi casa") y otra ("la de mis padres"), lo de volver a casa mis padres y sentir que estoy de vacaciones, y sobretodo sentir que irse a otro sitio es acelerar el proceso, no sé si de maduración, o de aceleración de la vida.

Feliz aniversario!

Trasgu dijo...

Me suena bastante... Las "vacaciones" en casa papis, lo de las llaves, etc etc etc.
Pero yo al post le añadiría un final algo diferente: el retorno a casa. Eso es lo que completa realmente el proceso de maduración (al menos para mí). Porque la casa de papis ya no es la misma, la de una es nueva y los cambios que se sucedieron mientras no estabas hacen casi irreconocibles algunos de los recuerdos. Pero, sobre todo, esa sensación, después de siete años en mi caso, que te obliga de vez en cuando a echar la vista a tu espalda y pensar si has vuelto a casa o de nuevo la dejas atras...