2009/06/12

Té negro aromatizado con rosa pouchong

Llevaba días que quería abrir uno de los botes de té que me traje de Fortnum & Mason.
Es un té que se ha de preparar con tiempo, casi con ceremonia, con la paciencia de quien prepara una delicatessen. Ya al abrir la tapa metálica se noté que era de otro mundo, o al menos, de otro nivel El olor amargo, a madera , té y rosas era intenso y áspero, seco, delicioso.
Inspiré para captar aquel aroma, para quedarme impregnada en él.
Me embriagaba.
El agua estaba lista. Metí la bola metálica con la infusión en la taza llena de agua hirviendo. El olor se intensificó. Los vapores me llevaban a otro mundo. Me quedé cinco minutos allí, de pie en la cocina, junto a la taza, dejándome llevar, con los ojos cerrados, perdida entre los olores.
Lo dejé enfriar unos minutos y por fin, di el primer sorbo. Si aquellos olores que me habían transportado a otra dimensión, saborear el té me llevaba al paraíso de los sentidos. Podía notar con mayor fuerza la amargura del té negro de primera calidad y la suavidad que , a su vez, le conferían las rosas.
Aquella taza de té era un placer entre los placeres. Pensé en que, con razón, aquel té era suministrado a la casa real británica.
Mientras seguía apurando mi taza, pensé que el súmum sería poder acompañar a aquella maravilla con unas magdalenas de Fauchon . Pero supongo que eso ya sería demasiado, ya sería pecado y estaría prohibido, demasiado para el cuerpo, supongo, o tal vez no. Habrá que probarlo.

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