2006/03/13

Saturday night stories I: Vodka

Me dirigí a la barra del fondo sorteando a la gente que abarrotaba la pista. Con cierta dificultad conseguí situarme en una esquina, entre la pared y una chica, justo delante de la caja registradora, un buen sitio para ser visto por la camarera.
- Un vodka con naranja- le grité a la camarera cuando me miró, para que me oyera entre la música.
A mi izquierda sonó un –Hola Luis-.
Me giré y vi que la chica que tenía a lado me miraba y me sonreía. Era Sonia, mi ex. Se la veía radiante, bronceada, con el pelo más largo de lo habitual e inusualmente vestida de rojo.
- Qué casualidad, como va todo? Le dije mientras le daba un par de besos en las mejillas.
- Bien, muy bien, por aquí de fiesta con las amigas y tu?
- También, por aquí de fiesta con los colegas. -Te veo muy bien.
- Gracias, yo a ti también, más delgado, no?- me dijo mientras pagaba su copa a la camarera.
- Sí, sí, y eso que he dejado de fumar. –le contesté mientras seguía pensando que estaba
guapísima y sacaba del bolsillo el billete para pagar la copa. Vodka con naranja, como siempre.
Mientras guardaba el cambio en mi bolsillo, ella me observaba y me decía que se alegraba que hubiera dejado de fumar, a la vez que movía su bebida con una pajita.
Mis ojos se fueron a clavar en la mano que removía la copa. En uno de sus dedos brillaba un anillo. Recordaba que no llevaba nunca anillos, al menos cuando salíamos, hacía ya un par de años. Y mientras pensaba esto, una chica se acercó y la agarró del brazo.
- Bueno, tengo que irme- me dijo, encogiéndose de hombros mientras la otra la estiraba hacia la pista.
La seguí con la mirada hasta que vi que un grupo de chicas la engullía. Una de ellas le puso una diadema de princesa. Y entonces lo supe. Lo entendí todo: el pelo largo, el bronceado aunque fuera abril, el brillo en sus ojos y el anillo en su dedo.
Me vino a la memoria aquel día poco antes de Navidad en que le pedí que se casara conmigo y me dijo que no. Y me dolió de nuevo como si fuera entonces, mientras la veía reír con sus amigas.
Me bebí mi vodka y pedí otro. Luego me dirigí hacia la zona de la pista donde me esperaban, dándole sorbos a mi copa. Aquel no sería el último vodka de la noche.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, la vida te hace a veces esto. De repente encuentras a alguien especial, te enamoras, empiezas a imaginar mil y un finales posibles...pero resulta que en ninguno de los por tí imaginados estaba el real. Y has de seguir buscando...

la gata dijo...

Bueno, esta es la primera historia de sabado noche. Las próximas espero que me salgan más alegres. Por qué será que, o me salen tristes o "mato" a alguien?

hack de man dijo...

Q putadón...

Està molt bé.

Yo creo q m hubiese ido del garito. En todo caso, los vodkas me los tomo en otro sitio.

H.