2008/07/07

El violinista en el tejado

Ayer un violinista me alegró el día. Vivo muy cerca de un museo. Frente a él hay un violinista, creo que cada día, tocando piezas conocidas de música clásica o, incluso, alguna de swing. Con el ruido del tráfico, a pie de calle, casi no se le oye Como si los árboles supieran qué es lo que han de dejar que suba hacia las alturas, el ruido del tráfico queda amortiguado por las copas frondosas mientras que los acordes de violín se erigen hacia el cielo. Es por eso que, ayer, desde mi piso, se oía una suave música de violín cual hilo musical. Me sentí relajada, más aún cuando subí a tomar el sol y ya ni se intuía el ruido de los coches y las notas llegaban con toda claridad, sólo interferidas por el borboteo del agua.
El resultado de estar en semejante situación ultrarelajante es que hoy parezco una gamba sin gabardina, qué se le va a hacer.

3 comentarios:

SIL dijo...

Qué envidia me das! Desde mi casa todos los sábados desde las 9 de la mañana oigo a un rumano tocando el acordéon en un banco... siempre la misma melodía... una vez tras otra... hasta las dos de la tarde...

xnem dijo...

viva la música.

Anónimo dijo...

Mu buenas!

No, si mal no te lo pasas, no!. Veo que te estás adaptando a Madrid de narices!... Qué bien! Nueva vida, nuevos amigos... y con música en vivo. No te quejarás, no..! xD

muaks!