2008/07/07

La teoría del planchado de sábanas

Hace ya un tiempo sufrí una conversación de amigas petulantes emparejadas (petulante emparejado/a: persona, por decir algo, generalmente femenina, que se jacta de lo estupendísimo de su emparejamiento y que no pierde ocasión para meterse con cualquier víctima soltera que se le ponga a tiro, y que se dedica a criticar a los no petulantemente emparejados que, aún teniendo pareja, hacen cosas consideradas no estrictamente de “emparejado” como quedar por separado con otras personas o hacer algo solos/as).
En esa ocasión, tras meterse conmigo, claro, pasaron al interesante tema de “el planchado de sábanas”. Aquella vez casi me muero de aburrimiento mientras una decía que la planchaba entera, otra que sólo una parte, el modo de doblarlas, etc.. Pensé que esperaba no volverme así el día que me tocara planchar sábanas, puesto que en aquel momento no podía aportar demasiado a dicha conversación.
Ayer me sentí feliz por dos motivos: el primero, porque no me he vuelto así, el segundo porque ya puedo aportar mi técnica. Ahí va: destender la sabana, plegarla y darle un planchazo de 0.5 segundos. Nunca seré petulantemente maruja, ooooh qué pena.

No hay comentarios: