2010/02/21

Una mañana de espia

Sonó la alarma del móvil solamente una vez. Se despertó sudando, como casi siempre, sobresaltado. Se estiró. Abrió cerró las manos varias veces para recuperar la circulación después de toda una noche con los puños apretados. Se sacó la férula de descarga de la boca. Ya se había acostumbrado a despertarse entumecido por la tensión y el sueño inquieto, regalo de su pasado militar. Se levantó y fue directo al baño. Limpió la férula y la dejó en su funda, fue al retrete y se metió en la ducha.
Al salir se miró en el espejo. Retocó su barba rala y su pelo muy corto con la máquina y se vistió, informal, discreto. Se tomó un vaso de zumo de piña y un par de tostadas con mantequilla. Se lavó los dientes, se puso el abrigo, la corra, bufanda y guantes y salió del apartamento. Aquel día era como otro cualquiera en Londres, levemente lluvioso, frío, desapacible.
Metió las manos en los bolsillos y sacó el paquete de cigarrillos y el encendedor. Fumó mientras caminaba hacia la estación de metro de Bayswater. Le esperaba otro día observando extraños, analizando reacciones y estar alerta por si tuviera que actuar. Al salir del metro, en plena City no llovía y parecía que quería asomar el sol entre el manto de nubes. Se fumó un último cigarrillo antes de entrar en el edificio. Vació los bolsillos en una bandeja que paso por el escáner y pasó el arco detector de metales.
Saludó a los dos compañeros, recogió sus cosas y subió en el ascensor a la octava planta.
Al llegar a su puesto tenía un post-it sobre la mesa que le indicaba que el jefe quería verlo.
Se sacó el abrigo, bufanda, guantes y gorra y se dirigió al despacho que estaba a unos metros. Llamó a la puerta y esperó a que le dieran permiso de entrar.
Abrió la puerta. Se encontró al jefe sentado tras su mesa. Entró y cerró la puerta.
- Buenos días David, te he hecho llamar porque quiero comunicarte que tienes una nueva misión.
Asintió y esperó a que el jefe continuara.
- Esta vez tendrás que viajar, bajo pseudónimo y coartada.
Escuchó la explicación de su nuevo trabajo, primero algo preocupado por si suponía ponerse actuar en algún momento y después más tranquilo al ver que era un trabajo más de investigación que de campo. Aún así tendría que pasarse a lo largo del día por High Street Kensigton para que le dieran toda la información.Empezó a pensar cómo explicaría su repentina ausencia sin levantar sospechas. Eran gajes del oficio.
Pensó que después de esta nueva tarea tenía que cambiar de trabajo.

4 comentarios:

el nom de la rosa dijo...

La doble vida del agente secreto, empieza por usar una férula de descarga? Porque parece que tengo que ponerme una.

Por el resto, comienzo prometedor y interesante personaje. Quién se encontrara uno en la vida real (y no fuera su objetivo a abatir).

la gata dijo...

Ya ves, hasta los espías se han de cuidar la dentadura por culpa del estrés, pobrecicos. Es que ni ellos son tan duros ya...aix...

Si te la has de poner, no lo dudes, no llevarla puede tener consecuencias graves, en serio, cuidate!

Unknown dijo...

Estoy con la somniadora.

Me encantan los sitios que has escogido y especialmente poder ponerles imágenes en mi cabeza.

la gata dijo...

Venga va, encargo tres, uno para cada una, férula de descarga incluida en los kits del espía.