2006/11/20

Odisea para ir al servicio

Hace pocos días que nos han cambiado de oficina. Hemos pasado de trabajar en un edificio tan hecho polvo que una de las ventanas estaba enganchada con cinta adhesiva a un súper edificio inteligente, por no decir listillo. Del calefactor y el abrigo al climatizador superdotado por zonas. De no tener covertura ni luz ni nada a las vistas al mar. Puro lujo, vaya. Aunque todo tiene sus pros y contras. De entrar más o menos puntual (en mi caso menos, mucho menos) a pasearnos con la tarjetita al cuello para pasarla cada vez que accedemos a cualquier espacio distinto. Según decía en el manual del traslado o wellcome pack , de esta forma se sabe quién está en cada planta o zona en cada momento y en caso de emergencia es más fácil evacuar el edificio. También se podría hacer la lectura que, así también se sabe cuanto rato está todo el mundo fuera de su sitio ya que esta información actualiza el sistema de control de presencia por el que media hora fuera de las zonas de trabajo habitual puede ser necesario justificarla. Uno de los espacios “distintos” es la zona de ascensores y los servicios que están justo al lado. Así pues, la súper tarjeta informa a ese sistema, que parece el Gran Hermano, del tiempo que se está en pasar de una planta a otra y, también el rato que está uno en el servicio. El otro día se me ocurrió ir al servicio y la luz, inteligente como el edificio, no se encendía. Al parecer no me detectaba (me acordé de cierto anuncio de aires acondicionados inteligentes). Después de hacer el idiota entrando y saliendo una y otra vez a ver si el sensor se enteraba, decidí bajar a otra planta para ir al servicio. La situación absurda se repitió. Me dio una crisis de identidad (no soy nadie doctor, no soy nadie) Decidí que era el momento de intentar colarme en el servicio de caballeros, al estilo discoteca cuando hay cola en el servicio de chicas. En la puerta, pero, me encontré a un compañero de departamento que estaba haciendo la misma performance que yo antes, ahora entro , ahora salgo para ver si se encendía la luz y nada. Bajamos otra planta a ver si había más suerte. Esta vez sí, las luces de los servicios detectaban nuestra presencia. Con todo miré el reloj, llevábamos casi 20 minutos fuera de nuestra planta. Nos dispusimos a coger el ascensor. Tardaba. Pasaron algunos minutos más. Nos miramos y decidimos subir por las escaleras a la carrera para llegar antes que se cumpliera la media hora permitida.
Así pues, media hora después llegaba a mi sitio, acalorada. Me senté en la silla ergonómica. Tenía un calor horrible.
Cinco minutos después me levantaba de la silla con dolor de espalda. Salí por la puerta y me dispuse a ir a la planta de arriba, una de las pocas en las que hay máquina de agua.
La moraleja os la dejo a vosotros bloggers.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos edificios inteligentes...a ver si vais a tener un temporizador en el lavabo....de 10 a 11 se habilita los servicios....
O quizás teníes que fichar para ir al mingitorio....no te digo ná...

Anónimo dijo...

Si George Orwell levantara la cabeza...

hack de man dijo...

Acalorada, dolor de espalda, necesidad de beber agua... la moraleja es que te querías escaquear y perderte con el compi. Ya nos explicarás si fueron unos dancings en los lavabos con la excusa de la luz o ¿ahora se le llama "una carrera de escaleras"? ;-)

Verificación de la palabra: drgoa... el servidor va pasado y se confunde a la hora de pedir droga.

la gata dijo...

Ay panterita, cómo eres. Ya sabes que lo de los dancings sólo es para escogidos.

hack de man dijo...

Los dancings para escogidos? O sea que no fuisteis al lavabo a bailar... deduzco... ;-)

la gata dijo...

Demasiadas deducciones. Con el compi na de na. De las parejas de baile, no bailo con cualquiera. A veces, tb pasa, no quieren bailar conmigo.

Anónimo dijo...

No me lo creo...seguro que se pegan para marcarse un agarrao...