2007/02/16

Carnaval, carnaval

Dicen que en estos días uno puede dejar el disfraz y ser uno mismo o lo que realmente se querría ser. Hay quien se viste de cura, de monja, de mujer de la vida o de Supermán, o de vaca. No entraré en juzgar quién quiere ser cada uno de estos ejemplos. Otros “sufren” la buena o mala intención de sus progenitores y se ven o aún no son coscientes, disfrazados de mariquita, de Saturno, de holandesa, o con la horrible bolsa de basura con cosas enganchadas fruto de la creatividad de algún maestro. Esos niños, que algún día tal vez sufran un trauma por el disfraz que les toca llevar, quién piensa en ellos cuando les dice un “qué mono”?.
También están las fiestas temáticas, ésas en las que has de ir de o en función de lo que otros deciden. Las hay más afortunadas que otras, claro.
Ayer fui a una de las afortunadas y discretas, por suerte. La temática: los gánsters. El disfraz no era obligatorio y con un detalle se salía del paso.
Me sentí bien de mafiosa, no sé si porque llevo en el alma a un duro de los de “me he quedado con tu cara”, o qué, o símplemente me gustaba llevar sombrero.
Pero me quedé con las ganas de disfrazarme discretamente de gata, porque la gata quería marcarse unos bailes discreta y sigilosa y decir miau (aunque claro, no tan sexy como la catwoman de Michelle, porque no es el caso).
Será en otra ocasión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues mira, yo creo que lo harías muy bien de Catwoman porque tienes movimientos felinos...Aunque de mafiosa también te veo, jejeje!

la gata dijo...

Gracias bruji. Un miau