Puntual

Se despertó por culpa de la luz que se colaba a través de una persiana mal cerrada. No sabía qué hora era pero intuía que era demasiado pronto. Intentó taparse la cabeza con la almohada pero no pudo. Algo le impedía moverla. Se giró a su derecha. Había alguien durmiendo junto a ella. Se sobresaltó. La figura se movió y le dio la espalda, una espalda fuerte, musculosa y bronceada que no identificó.
Con cautela, se incorporó y se acercó a la figura que ahora roncaba para intentar verle la cara.
Mientras se movía sin hacer ruido, miró a su alrededor. Aquella tampoco era su habitación.
Finalmente pudo ver la cara de su compañero de cama. Abrió mucho la boca sin emitir ruido alguno y se sentó acurrucada en su lado de la cama. Estuvo así unos minutos y luego se levantó y fue recogiendo su ropa del suelo, por el que estaba desparramada.
Una vez vestida miró la dirección del hotel en el papel de cartas del escritorio.
Antes de irse, se acercó al hombre que dormía en la cama y se quedó un minuto mirándolo. Lo besó en el hombro y se fue.
En la calle hacía frío pero no le importaba. Sólo quería meterse en su cama y dormir hasta que el hambre la despertara.