2007/11/03

Comunicando, comunicando, comunicando

La comunicación humana avanza con la tecnología: el lenguaje, los giros, el material del mensaje, la longitud del mismo, el tiempo de respuesta, incluso el propio "ritual" de comunicar.

Concretamente, en el caso de las comunicaciones "flirteadoras" la cosa ha cambiado mucho. No hace falta irse a los mensajeros medievales, no. Pensemos en la época de nuestros abuelos. Ellos y sus cartas, reflexionadas, incluso pasadas a limpio, yendo a buscar los sellos al estanco o a correos. La espera angustiosa del cartero, que pasa cada día puntual. Traerá carta? Pero esa angustia empieza y acaba con la apertura diaria del buzón.
Flujo de comunicación intermitente en definitiva.
Y llegó el teléfono, toda una revolución. Ahora la llamada podía ser en cualquier momento. Eso implicaba que la angustia pasaba de ser en un momento puntual a todo el día. La ventaja del incremento de fluidez y espontaneidad tiene el inconveniente del incremento de nervios. Ya no sólo se tenía que ir a la carrera al buzón, con el teléfono, el respingo y las carreras se producían a cada llamada (por no decir de los deseos de estrangular a quien ocupara la linea , no fuera a ser que llamaran en ese momento, o las comprobaciones varias del correcto funcionamiento del teléfono en sí). La angustia se produce todo el tiempo en el que se está localizable en ese teléfono.
Pero el teléfono se mejoró con los contestadores automáticos. De esta forma el flujo de comunicación no sólo se limita a las horas en que se esté localizable sino las 24 horas puesto que puede dejarse un mensaje en cualquier momento. De esta forma, tras comprobar el correcto funcionamiento del teléfono, también se revisa una y otra vez el contestador. Los nervios son por llegar al lugar donde se está localizable y el ansia por ver si parpadea o no la luz del contestador.
Y llegó el móvil y con él se duplican las vías de comunicación y de angustia, con el añadido de los mensajes de texto. Doble posibilidad de comunicación = doble respingo (ya es famosa la retahíla de improperios al ver el sobrecito que indica menaje y que resulte que es un sms publicitario cualquiera). Con el móvil existe la posibilidad de estar siempre localizable, es más, se puede estar en el lugar del teléfono fijo y, a la vez, con el móvil en la mano. Todo un avance, sí, sí, hacia el ataque de nervios.
No contentos con la posibilidad de estar localizables las 24 horas, el mundo del flirteo se multiplica o complica con internet. La clara ventaja de poder estar hablando con varias personas a la vez sin que nadie se moleste ,con la fluidez que nos permita el tecleo y el router de turno, a través de la mensajería instantánea o poderse enviar fotos por mail se puede girar en nuestra contra cuando se espera a "esa" persona especial. Ahora se pasa a tener las varias cuentas de correo electrónico y uno o más canales de mensajería instantánea abiertos (vaya el messenger y los que se quieran), el o los móviles y el teléfono fijo. Así pues se multiplican de nuevo los respingos: con llamadas, mensajes, sobrecitos en bandeja de entrada y los avisadores de inicio de conversación abierta. Es en esos momentos que te llama tal amigo con palique, tal operadora para hacerte oferta de cualquier suministro liberalizado recientemente, te llega un mail de una compañía de bajo coste por aquí, una cadena de la buena suerte por otro, te saluda alguien en messenger, etc,etc, mientras aquel otro no respira. Ves que se conecta pero que no dice nada. Haces igual. Y cuando decides que se vaya a tomar viento y empiezas a apagarlo todo, entonces, y sólo entonces, se abre una ventanita con un "hola". Esto comunmente lo llamaría "last minute". De eso se libraron las abuelas. Es lo que tiene enviar una carta con tiempo y no un sms o un mail en el último nanosegundo.
Tanta comunicación para decir un hola...qué triste.
A veces me gustaría volver a las cartas, a la espera sólo de ese día a la semana en que llega el correo y dejar las conexiones 24 horas a un lado porque no son sanas. Además, el hecho que sea tan fácil comunicarse hace que deje de ser "especial". Cuántos chistes, "pps", sms o conversaciones por msn cruzas al día con personas que no son de tu círculo más cercano? Le enviarías una carta a alguien que casi no conoces, que sólo te cae bien, con las que no tienes tanta confianza? La respuesta es sin duda, NO. Claro que puedes profundizar con personas que antes sólo se quedarían en conocidos, o ni eso pero, también esto juega a favor de las falsas esperanzas, de ilusiones sin fundamento y de los malos entendidos o de la incredulidad, de la continua duda. Si te llegaba una carta, es que algo de interés había pero, ahora? Un mail indica interés? Darle la cuenta de msn a alguien significa algo? De nuevo la respuesta es NO.

3 comentarios:

xnem dijo...

Te leo luego que se te fueron las teclas.
Pero ese tema me recuerda a Mina,(era telefonando) muy bueno por cierto. Y también a algo mas añejo. ¿La Gelu?

xnem dijo...

La encontré.
Primer Festival de Benidorm. 1959. Ganadora; “El Telegrama”
Segunda edición.
Los Cinco Latinos actuando fuera de concurso.
El cantante chileno Arturo Millán interpretó “Comunicando” en el Manila Park de la ciudad. Y fue la canción ganadora.
Premio dotado con 100.000 pesetas, letra de Luis Palomar y música de López Quiroga.

Gracias al Profesor por su desinteresada colaboración lo encontré raudo y veloz.

la gata dijo...

jajajaj, estás como una cabra x!
Sí esa cancion del comunicando...Es que es de la época de mis padres y me la ponían...jejeje...cómo eres...