Blue eyes, de nuevo

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Las ocho y cuarto de la mañana. Llegaba tarde, fumaba por las escaleras pasando de cualquier prohibición. no se había afeitado, ni peinado, solo una ducha rapida y una camisa arrugada. Cruzó la puerta de la oficina aún con la colilla en la boca, que no se despegó de sus labios ni al murmurar un buenos días al que sólo contestó la mirada desaprobadora de su capitán.

- Llegas tarde, sigues fumando aún cuando te he dicho que aquí no se puede y... joder! quitate la puta colilla de la boca!-graznó el capitán suarez, el hombre más pulcro de la tierra mientras le cortaba el paso al paso por la puerta de su despacho..
- Voy de incógnito, pero,iiiip...está bien...-dijo mientras apuraba la calada antes de apagar la colilla en el tiesto del tronco tropical que había frente a la puerta del despacho.
- Pues sin que te reconozca nadie, sienta tu culo en esa silla. Tengo un caso para ti, Aranguren.
Y cerró la puerta de un portazo tras de sí.
- Tenemos a un sádico que se dedica a ligarse a chicas en bares, se las folla pero acaba en violación y luego les pega una paliza salvaje. Pero no las mata. De momento ya son dos las víctimas. Ambas están en el hospital. Una en coma, la otra con amnesia. Ahí Tienes el informe. - le graznó mientras lanzaba el dosier sobre la mesa, justo frente a él.
- Ufff...quién lo llevaba? por qué me lo pasa a mi? A qué....?
- Lo llevaba Vázquez pero se rompió la tibia el otro día en el partido contra los de Guetxo y tú necesitas motivarte, quiero que te impliques, me oyes?
- Cobraré más? A que no? Pues no me joda. Haré mi trabajo y punto. Hay que ser gilipollas para dejarse los huesos en un partido de fútbol.
Miró el dossier, lo agarró de mala gana, se levantó y salió del despacho.
Sacó un cigarrillo, lo encendió y fue hacia su mesa.
- Aquií no... -se oyó desde detrás de un armario archivador.
- Chúpamela, Ugalde, es demasiado pronto para tocarme los huevos con el puto tabaco.