Hay momentos sencillos que no tienen precio. Son ésos en que lo más pequeño es lo más grande, en que una sonrisa o una carcajada llenan tanto que parece que no haya nada más. Hay días que hasta la temperatura es perfecta, ni demasiado frío, ni demasiado calor, un sol radiante y una brisa ligera.
Ayer disfruté como una enana jugando a pillar, a fútbol, al "un, dos, tres, pica pared" con mis sobrinos. Saltamos, nos pegamos carreras, nos perseguimos. Fui una niña más aunque a la noche me notara que tengo algunos años más que mis inagotables sobrinos.
Como muestra gráfica del día ahí va el retrato que me hizo mi sobrina, gafas de sol y "bailarinas" incluidas.
Días así son lo mejor del mundo.
6 comentarios:
Me encantan el pelo y el sonrison.
Lo ha clavao a que si?
seguro.
Las CAMPER muy monas.
Son mis famosas "bailarinas" tejanas, jejej
Siiiiií!
De niño jugué un millón de veces al "Pica Pared!".
Uno de los juegos que menos necesita para jugar con él... una pared y unos cuantos amigos y yastá!
:D
Le auguro un buen futuro como artista a tu sobrina. El retrato es muy favorecedor.
Publicar un comentario