2011/05/17

Pongamos que hablo de Madrid

Sin que suene a traición a “mi” Barcelona, hoy me apetece dedicarle un post a Madrid.

Hay cosas que sólo pasan en Madrid: desde una acampada de bomberos en pleno Paseo del Prado a un tapeo a cualquier hora y a cualquier día.

Hay paseos de domingo que no son lo mismo sin pasar por la locura de Sol, sin oler las rosas del Retiro y acabar tomando un vino en cualquier terraza, de ésos, que acaban transformados de un aperitivo en una sobremesa.

Hay días que no son lo mismo sin los excesivos coches, el ruido en la calle y las tiendas entrelazadas entre las putas de Montera.

Hay atardeceres a 160 pulsaciones por el parque en que todos los problemas se olvidan.

Hay paseos por Chueca, perdiendo los pasos entre los comercios más peculiares y los bares más cañís que no son irrepetibles.

Hay pastelillos marroquíes y flores en Lavapies capaces de alegrarle el día a cualquiera.

Hay tortillas en Malasaña, quesos en Chueca, rosas en Salamanca, arte en Las Letras.

Hay veces en que sustituir un café de media tarde por unas cuantas copas de vino no tiene precio.

Por todo ello, pongamos que hoy hablo de Madrid.

2011/05/12

Rosa, rosa, rosam, ...

Me encantan las flores, sobretodo las que desprenden una fuerte fragancia, especialmente las rosas. Mi perdición por las flores viene desde la infancia, cuando me dedicaba a correr por la rosaleda hundiendo la nariz en toda cuanta rosa había sin parar a pensar que pudiera haber algún insecto dentro, y ha seguido hasta ahora, que más o menos hago lo mismo pero con más disimulo y sin que mi madre me persiga para que tenga cuidado.
En esta época del año, en que los rosales están repletos de rosas, las rosaledas de los parques están impresionantes. Se puede notar el perfume de las flores incluso a cierta distancia. El otro día iba corriendo por el Retiro y al girarse algo de viento me llegó con fuerza el delicioso perfume desde la rosaleda. No pude contenerme a su embrujo me perdí entre los parterres donde se lucían orgullosas las rosas.
Me fascinó especialmente el perfume de unas llamadas Rendez Vous, una variedad híbrida de té “creación” de un vivero inglés llamado Lucas. Me costó despegarme de aquella inmensa y a la vez delicada flor que e seducía con su olor.

Me quedé tan cautivada por el esplendor de la rosaleda que me dediqué a buscar información sobre las rosas, los rosales, el cuidado, las variantes, etc, etc. Resultó ser todo un mundo.

Sin pretender dedicarme a mis rosas –me parecería una actividad muy de la campiña inglesa victoriana- el otro día me compré un rosal que, en pocos días ha empezado a florecer y me esta regalando unas rosas preciosas, aunque poco olorosas.

Por último, para terminar este breve post rosal, sólo quería recomendar una de esas tiendas que son algo más, que ofrecen algo más.

Au nom de la rose

Así pues, sin más que decir, ahí va esa primera declinación:

Rosa, rosa, rosam, rosae, rosae, rosa, rosae, rosae, rosam, rosarum, rosis, rosis.

2011/05/02

Una nueva etapa

Hoy empiezo una nueva etapa.
Hoy toma el relevo mi nuevo portátil.
Este es el primer post de esta nueva etapa y el adiós a mi veterano Toshiba y la bienvenida al “peque” HP.
Sé que a más de uno le puede sonar ridículo que considere un cambio de PC una nueva etapa. Quizás así sea, quizás solamente sea un símbolo, o una chorrada, pero para mi, realmente, decirle adiós a mi entrañable Toshiba del año 1998 (aunque ha estado conmigo desde el 2005 cuando me lo regaló mi hermano), es todo un paso, un cambio, el fin de una etapa en mi vida.
Mi Toshiba, a su vez, en su momento, sustituyó a mi diario en papel, aquél que me regaló mi tía en la comunión, que dejó a un lado a mis papeles en los que escribía mis historias.
En él he escrito lo primero que he publicado en mi vida, con él he empezado mi novela. También de sus teclas salieron los posts de este blog, he navegado por Internet durante horas y he hecho interminables búsquedas en Google.
En él guardé mis primeras fotos digitales, los primeros videos, hasta convertirlo en mi almacén de álbumes digitales.
Descubrí películas yonkis, vi completa Sexo en Nueva York y escuché innumerables retransmisiones de partidos del Barça.
Me ha acompañado en momentos muy decisivos de mi vida, en mi cambio de residencia, de ciudad, de vida, ha escuchado silencioso mis amores y desamores y vibrado, literalmente a ritmo de alguna que otra canción reproducida en Spotify.
Tras incontables desfragmentaciones de disco, de pasarle antivirus periódicamente, de vaciar el contenido en un disco externo de vez en cuando, tras todo ello, aunque todavía funciona, sigue con dificultades el ritmo de los avances tecnológicos que requieren dispositivos más potentes.
Así que, con toda la pena del alma, la semana pasada decidí que era el momento de jubilarlo.
Tras haber consultado en la red, de nuevo en mi Toshiba, distintos posibles sustitutos, había algunos “finalistas”.
Me sentía como si estuviera acabando algo y empezando una nueva etapa de la vida. Fue entonces cuando me di cuenta que, efectivamente, aquel cambio era mucho más para mi que un simple reemplazamiento de una máquina.
Así que el sábado pasado salí con ilusión de casa, me fui en metro hasta una de esas tiendas enormes de electrodomésticos y me paseé por los pasillos donde estaban los portátiles.
Mi nuevo compañero de batallas debía ser todoterreno, ligero, potente, de una buena marca y “mono” (cualquiera diría que estoy hablando de un PC).
Finalmente me decidí, lo compré y me lo llevé para casa.
Hice las presentaciones de rigor, entre el veterano Toshiba y el flamante HP.
Tras instalar los programas, pasar la información a un disco externo, etc, durante todo el fin de semana, en esta tarde lluviosa, ha llegado el momento del relevo generacional, mientras escucho, en la lista de cancines melancólicas, Cadle in the wind.
Será por la música, por la tormenta, por las hormonas revolucionadas o por todo un poco, lo cierto es que tengo un nudo en la garganta y los ojos llorosos.
Siempre seré una sentimental.

2011/05/01

Mamiiiiiiiiii!!!!!!

Me ha parecido especialmente afortunada la coincidencia del Día de la madre y del Día del trabajo.
Y es que si hay un trabajo de 24 horas es precisamente ése, el de madre.
Hace unos años Coca-cola hizo un anuncio buenísimo en el que un chico hablaba de su madre, que me encantaba, de hecho ya lo colgué en este blog hace un tiempo. En él, un joven daba referencias a un directivo sobre su madre y le explicaba todo aquello que ella había hecho por él. Siempre que lo veo consigue emocionarme.
Hoy me he acordado de ese anuncio al pensar en mi madre.
Madres. Son capaces de sacar fuerza de no se sabe de dónde por nosotros, de renunciar a todo, de no dormir para cuidarnos, de hacernos nuestros platos favoritos sólo por vernos sonreír. Saben con una mirada que estamos contentos o tristes, además de ser las únicas personas en el mundo a quienes no se les puede ocultar nada.
Me pregunto en qué momento desarrollan ese sexto sentido para detectar cualquier cosa extraña en sus hijos. Será durante el embarazo, durante la época de lactancia?
Querría tener la suficiente facilidad de palabra para expresar todo lo que siento por mi madre pero, como siempre que el asunto es importante, me quedo sin palabras.
Así que, para evitar repetirme, para evitar hacer un calco de aquel anuncio, para evitar caer en el sensibleo absoluto y acabar llorando (que me conozco), simplemente os pido que penséis cada cual en vuestra madre un segundito y le mandéis un beso, aunque sea mentalmente. No me negareis que se merecen eso y mucho más.
Felicidades mami, te quiero un montón. (Ala, ya me puse a llorar...)