2006/02/27

Oye, mi cuerpo pide salsa

En estas semanas en las que la palabra estrés es demasiado suave me hace más falta que nunca mi dosis de salsa. Entre unas cosas y otras llevo varias semanas sin bailar y tengo mono. Tengo mono de disfrutar sin pensar, de reirme, de seguir la música y de que me manden (oooh! eso lo digo yo, sí y qué, qué pasa, soy feminista sí, pero y qué, me gusta dejarme llevar, danzarinamente hablando). Pero hoy, que estaba deseando llegar a la clase, me han llamado porque el profesor sigue lesionado. Se me ha caido el alma a los pies, justo a esos pies que ya se movían a ritmo de salsa. Pues va a ser que no, que tampoco va a ser hoy. Tengo la ansiedad del salsero. Ahora mismo entiendo a un fumador. Soy salsero-dependiente.
Me tendré que conformar con unos pasos por casa y con plantarme frente a la tele para ver "Mira quién baila".

2006/02/25

Surprise & delight

El otro día alguien me dijo que no le gustaban las sorpresas. No se refería a que no le gustaran los imprevistos, porque eso no creo que le guste a nadie, sino a las sorpresas en sí, qualquier cosa que ante la que reaccionar con un "qué sorpresa", vaya. Ante la estupecfacción que demostré como buena amante de la sorpresa y de los detalles, de que me sorprendan las personas y la vida en general, mi interlocutor fue explicándome, uno a uno los motivos por los que no le gustaba que le sorprendieran, por qué prefería que le consultaran antes de regalarle nada, por qué prefería que le avisaran antes de pasarlo a ver por casa, etc. Todas sus razones eran, sin duda, soberanamente prácticas pero me parecieron carentes de "sentimiento". A mí tambien me gusta controlar pero tanto... El punto máximo de discusión fueron los regalos de Navidad. Defendí, a capa y espada la "sorpre", el no saber que te van a traer los Reyes, frente a la tarjeta regalo del Corte Inglés o de cualquier otro centro comercial. Quedamos en tablas. Después seguimos repasando las posibles situaciones y siempre llegábamos al empate. Sólo en el caso de sorprender o dejarse sorprender por la pareja conseguí, por unos minutos, que dudara en su postura, pero, finalmente siguió con defendiendo su "no cambiar lo planificado".
Desde luego, me quedó cristalino que tenía muy clara la opinión al respecto, muy respetable, por supuesto. Él tampoco me entendía a mi y mis "ñoñeces" . Pero yo sigo creyendo que no son tonterías y seguiré sorprendiendo y dejandome sorprender (tengo serias dudas sobre cuál de las dos cosas me es más gratificante). La verdad es que me alegró que ese interlocutor fuera un compañero de trabajo y no mi pareja ni mi amigo/a, vaya, que formara parte de un aspecto de mi vida "controlable", bueno, o más o menos, porque no hay nada estático en esta vida y menos ahora.

2006/02/23

Previo a una erupción

Los primeros a escapar fueron los animales que vivían en los bosques cercanos, que corrieron a refugiarse a la costa. Los siguientes fueron los pájaros. El día anterior hasta los insectos parecían haber abandonado el pueblo. El silencio nocturno que había sustituido los ruidos de la noche era escalofriante. Se respiraba un aire extraño. No todos los habitantes se percataban de que algo pasaba. Algunos, incluso, trataban de chiflados o paranoicos a los que alertaban de que algo estaba sucediendo. Pero ocurría o estaba a punto de ocurrir. Se acercaba el día de la erupción y las nuves se agolpaban más que nunca alrededor del volcán.
Este verano cumplí un sueño: visitar Pompeya. Me leí un libro que trataba de los últimos días de la ciudad y de la erupción del Vesubio. Describía algunos de los avisos previos a la erupción. Tambien entendí el magnetismo de los volcanes en activo. Con sólo mirarlo imponía respeto. Pero hasta estas semanas, especialmente hasta hoy, no he entendido tan bien la sensación de la calma que describía en el primer párrafo, la misma calma que ahora se respira previa a ese algo que, aunque no sea una erupción física, sí parece estar a punto de estallar. Me gustaría, a veces, no tener tanta intuición. Supongo que soy algo primitiva.

2006/02/20

Lo que no nos destruye nos hace fuertes

La siguiente historia es mi contribución a una cadena en contra de la violencia de género, física y/o psicológica. Si alguien se siente identificado/a, que busque ayuda.

Me llamo Paula, tengo treinta y dos años, soy química y trabajo en un importante laboratorio y valgo mucho, aun que no hace tanto pensaba que no valía nada.
Se preguntarán cómo llegué a creerme que no valía nada. Muy sencillo, salí y conviví con alguien que me lo hizo sentir, que poco a poco consiguió que me lo creyera. Mi historia no es distinta a otras tantas de mujeres maltratadas, física o psicológicamente: chica joven e insegura conoce a chico aparentemente fuerte y seguro de si mismo. Chica está encantada con las ganas que tiene de estar con ella, tanto que no la quiere compartir con nadie, tanto que no quiere que vea a sus amigos. Chica estudia y no sabe nada de la vida y se deja deslumbrar por el hombre que le explica la vida, que siempre tiene razón y que siempre le recuerda que ella no sabe nada. Chica acaba la carrera y se van a vivir juntos. Ella tiene un trabajo rutinario, mal pagado, que le deja mucho tiempo libre. Se apunta al gimnasio y a un curso de dibujo y conoce a gente. Chico se enfada por no poder estar con ella tanto tiempo. Tras oír mil quejas, chica deja el curso y no va al gimnasio. Vuelve la paz y el romanticismo a la relación. Vuelven las cenas románticas, los paseos, los arrullos, la sensación de ser tan afortunada por tener a alguien a su lado como él, y las esperas frente a la tele a que él vuelva de su partido de tenis semanal. Entonces ella encuentra otro trabajo, uno interesante, bien pagado, con proyección y responsabilidad. Y deja de estar allí cuando llega del tenis, se va al gimnasio para desestresarse y vuelve a salir, muy de vez en cuando con las amigas. Y él empieza a decirle que trabaja demasiado por algo que no vale la pena, que ir al gimnasio es una pérdida de tiempo porque seguirá estresada y con algún kilo de más y que sus amigas no le gustan. Y ella se vuelve a dejar absorber, vuelve pronto a casa, deja el gimnasio y sólo llama de vez en cuando a sus amigas. Aún así, los ataques son cada vez más frecuentes, sutiles a veces, otras, evidentes. Un “te veo hinchada” de vez en cuando, un “no me expliques tonterías que son problemas para ti porque eres incapaz de afrontarlos” o un “tu calla que no sabes de qué va esto” alguna vez, y una discusión fuerte, seguida de una amenaza subliminal como “eres la única persona capaz de sacarme de mis casillas de esta manera, no sé qué sería capaz de hacer”, cada vez más frecuente y violenta. Eso sí, siempre combinado con un te quiero o un beso de vez en cuando. Ella aprende a esquivar las discusiones. Pero, un día, ella deja de ser chica y pasa a ser una mujer y abre los ojos. Primero vuelve a dedicarse a su trabajo, después recupera a sus amigos y finalmente vuelve a ir al gimnasio, esté él jugando al tenis o no. Y entonces, se acaban los arrullos y sólo hay gritos. A veces, incluso, le tiene miedo. Pero vuelve a sentirse fuerte, inteligente y viva y no quiere seguir cediendo. Le sigue queriendo, pero no admirando y desde luego, se niega a seguirse sometiendo. Llega el día en que todo se acaba. Una última discusión. “Tú no me necesitas lo suficiente”, le dice él. Y a ella le duele porque sigue siendo dependiente. Pero, poco a poco, pasa el tiempo y se descubre a si misma y se da cuenta que vale mucho, muchísimo.
Y yo, Paula, sigo trabajando muchas horas pero tengo tiempo para mí, para mi nueva pareja que se lleva muy bien con mis amigos y que está encantado de que gane más que él, para mis aficiones, para mis seres queridos y espero, en pocos meses tener tiempo para un nuevo miembro de la familia.
Lo que no nos destruye nos hace fuertes.

2006/02/17

Día de no trabajar

Desde mi sitio puedo ver el día tan magnífico que hace. Es uno de esos en que el aire ha barrido todas las nuves y el sol parece que brille más de lo habitual. Y mientras escribo esto, pienso en lo bien que se estaría ahora dando un paseo por la ciudad o junto al mar, en lo bien que me sentaría un aperitivo al sol, con el susurro del mar de fondo. Pero hoy no “toca”. Hoy, como cada día laborable, estoy aquí, sentada delante de un ordenador, de pantalla plana, sí, pero tan alienante como los demás. Y mientras, al fondo, se asoma a la ventana un día luminoso, con aire de viernes, y me encantaría ser una de esas palomas por un momento y poder dar una vuelta y dejar los ficheros, las incidencias y el costipado para otro día, o para siempre, y volar, no muy alto, que tengo vértigo, pero lo suficiente para escaparme a ver el mar.
Será porque nací en el Mediterraneo como Serrat que añoro el mar cuando hace tiempo que no lo veo. Hoy, con este día, lo extraño muchísimo. Tal vez esta tarde que podré “disfrutar” de la jornada intensiva, como dice en nuestro convenio colectivo, me acercaré a decirle hola a ese mar que, sí, está contaminado, sí, está sucio,y que, sí, a veces se enfada demasiado, pero no por eso dejo de quererlo. Supongo que es uno más de mis seres queridos, que, como a ellos, los quiero con sus defectos y virtudes.

2006/02/16

Un año y poco después del diario de un clk

Hace poco más de un año hice un viaje que me transformó y que me dió fuerzas, en el que descubrí nuevos amigos. Y ha pasado el tiempo y, si bien muchas veces tras conocer a la gente te vas dispersando y se olvida poco a poco, en este caso me ha alegrado comprobar que nosotros seguimos siendo amigos, vaya, que somos amigos. En su día escribí el resumen de aquel viaje. Hoy quiero publicarlo y dedicarlo a ellos, a personas estupendas, en definitiva, a amigos. Va por vosotros, patxis.
He estado todo el día tarareando Vértigo y trabajando con tanta energía que hasta mis compañeros se han dado cuenta. Incluso mi jefe, el autor de la ya mítica “me chupa un huevo”, me ha dicho que sí que me habían sentado bien estos días. Mi respuesta ha sido: “Demasiado bien”. Al mediodía estaba deseosa por ir a comprar el CD de U2. Necesitaba oir Vértigo. Eso precisamente es lo que he hecho nada más llegar a casa porque necesitaba mi dosis.
Play, primera canción: Un, dos, tres… catorceee! Con los ojos cerrados, sólo con escuchar la música, fluían las sensaciones y me venían a la mente, como flashes, las imágenes de estos días: la autopista a 180 km/h, los piques con los Gorkas, incluso podía notar el aire que entraba por las ventanas bajadas. He creido oir la risa de Eli y la propia, ver los ojos desorbitados de Joan mirando el cuentakilómetros que subía y subía y la sonrisa de Emilio por el retrovisor.
No he podido contener un grito de “¿Hola!,¿Dónde estás?” y la risa al recordar nuestra primera experiencia con un ertxaintxa, la foto delante del vigilante del Guggenheim, Cenicero y sus colillas, la primera velada de chistes cos striptease, los guiños sólo para chicas, las trancas, la ducha clandestina en el vestuario femenino y esas rutas “alternativas” para llegar a cualquier sitio. And I feel, feeeeel!
Aún se me ha ensanchado más la sonrisa pensando en todos esos personajes que tambien han viajado con nosotros: Yiyi y chori, la chochi y el polli, Pancho Colate, Calvo_rota,Mr. Cuá Cuá, Antón , el transportista-guía, la camarera “fisna”…
Después he seguido con la canción número cinco. Me he estirado en la cama, abierto los brazos y cerrado de nuevo los ojos. Esta vez, los fotogramas eran distintos, de esos que van directos a algún lugar pegadito al alma. Uno a uno, veía primero el paseo de San Sebastián bajo el txirimiri, Eli y Emilio en la playa de Santander, Joan conduciendo hacia Donostia o a mi misma escuchando el mar en St. Jean-de-Lux. Para acabar, como siempre, la carretera, la autopista casi vacía aderezada con conversaciones que arreglan el mundo bajo un cielo plomizo, siempre a punto de llover, y U2. Oh, You look so beautiful tonight!
Ha sido un viaje sencillo pero no ha hecho falta ver colosos para crecer un poco y entender la realidad vasca. La llegada de un barco a puerto y la subasta de pescado en un pueblo pesquero puede llenar más que cualquier obra maestra colgada de la pared de un museo, por ejemplo del Guggenheim. Al ver los carteles de los presos en la plaza y las tabernas a puerta cerrada se entiende bastante más el conflicto vasco que leyendo y teorizando. Me pregunto si los políticos, tan alejados de la realidad, han ido a algún pueblo de ese tipo. Me jugaría lo que fuera que ni se les ha pasado por la cabeza.
Pero si hay algo a destacar del viaje es la gente. No me refiero únicamente a todos los vascos, cántabros y riojanos que nos han “sufrido” y ayudado tan amablemente, sino al grupo en sí, a Los Patxis. Aun siendo un grupo bastante heterogéneo nos hemos compenetrado muy bien. Es cierto que ha habido algún momento tenso pero precisamente ahí está la gracia, en salir airosos de las situaciones críticas.
Se acaba la canción de U2 y llega el momento de fundir a negro.
Este documento sólo es para decir todo aquello que no dije en voz alta por no hacer un drama o por vergüenza o por lo que sea. En estos cinco días he crecido gracias a muchas cosas pero, en gran parte, gracias a vosotros. Sé que suena exagerado, rozando lo “merengoso” pero disfrutar en mayúsculas, dejar la disciplina y la rutina a un lado y compartir heridas y anécdotas con vosotros ha sido un placer y ha hecho que me sienta yo misma.
Gracias por todo Patxis. Esto se ha de repetir.

2006/02/15

Hola Ñaaaa!

Hola Ñaaaaaa! Ese fue el mejor momento del día de ayer. Llamaron mis sobrinos a casa y cogí yo el teléfono Despúes de saludarme, porque para ellos soy la Ña (es una larga historia) me contaron los grandes acontecimientos del día: comer “sopeta de boletes”, dibujar una redonda que ríe y una que está triste y ver Blancanieves “veus Ña?” me dijo mi sobrino enseñándome por el teléfono algo, como si pudiera verla, la tele. Y como siempre que hablo con ellos me he olvidado de todos los problemas. Claro que, el momento estelar ha sido cuando mi sobrina me ha dicho que vendrían a jugar al escondite conmigo. En ese momento la baba inundaba el salón. Y he sido plenamente feliz.

2006/02/14

Se me pasó el regalo

Pues ayer al final no me compré regalo. Qué mal, ni yo misma cumplo, vaya desastre. Entre que era lunes y que no me quedó tiempo ni para respirar, pues al final no me regalé nada. Suerte que soy yo a mí misma que si no, vaya bronca.
A ver si hoy salgo a una hora de persona, antes de que cierren todo y lo único que quede abierto sea el Opencor, y me compro algo. Total, ¿no es el día del amor y de los enamorados?, pues me quiero un poco a mi misma, estoy enamorada de la vida y listos. Además, para disculparme de mí misma me puedo comprar algo mejor para perdonarme. Oye, esto cada vez me gusta más. Yo me lo guis y yo me lo com.

2006/02/13

Ich verstehe sie nicht (No los entiendo)

He ido a ver una obra, + contactos , que me ha encantado y que pienso recomendar a quien me quiera escuchar. Es una comedia, montada a partir de una serie de historias que lo único que tienen en común es que todas son citas o encuentros en un parque, historias de hombres y mujeres, que se conocen o no y que se quieren o no. Y, de nuevo, no quiero avanzar más para no estropearle la función a quien quiera verla. Sólo comento uno de los gags , que mostraba a cuatro mujeres en una misma situación, esperando a un hombre. En la escena en sí se daban diferentes reacciones: la de la inocente preocupada, la que va de dura, la que se culpa de todo y la que se engaña a sí misma creyendo que controla. Si bien el tono cómico de la escena y la exageración de los personajes era evidente, me ha parecido reconocer a muchas o a todas las mujeres en un poquito de cada una. Yo misma me he sentido identificada con alguna de las frases, de esas que se sueltan así sin más, cuando un tío te ha hecho una putada, o en ese darle mil vueltas a las cosas tan propio de nosotras. En el siguiente gag, los hombres daban su réplica. Pero me ha parecido que se simplificaba demasiado. Yo que esperaba que me enseñaran la luz aunque fuera tenue sobre “ellos” los grandes desconocidos...Me resisto a creer que a las tías se nos clasifique según lo buenas o no que estemos y punto, como decía uno de los personajes. Si bien es cierto que si miro a mi alrededor veo a bastantes que nos ven así, me resisto a creer que para la mayoría de ellos sea esta la clasificación básica. Supongo que el miedo al grado de una servidora en la clasificación aún me indigna más, todo hay que decirlo, pero es que me ha sonado tanto a agrupación de ganado que, no, no puede ser verdad. Y yo esperaba que mostraran una pauta mental de los hombres , lástima, seguiré sin luz al respecto.
Llevo días dándole vueltas al hecho que no entiendo para nada a los hombres: ya sean jefes, compañeros de trabajo, amigos, pareja o mi sobrino, no dejan de descolocarme con sus reacciones, con su manera de actuar. Simplemente, ni se me pasa por la cabeza esa manera de hacer en muchas situaciones. Me río yo de esa simplicidad masculina. Así que estoy pensando seriamente en preparar un cuestionario, una serie de situaciones hipotéticas y plantearlas a todo aquel tío que se deje interrogar y, tal vez así, poder, de forma empírica, con datos reales, intentar extrapolar esa pauta. Seguro que más de una usuaria me lo agradecería .Dios, creo que no ha sido buena idea tomarme una copita de cava antes de ir a dormir, parezco Asley Judd y su teoría de las vacas en Siempre a tu lado, aunque, claro, sin Hugh Jackman de compañero de piso. En fin, será cuestión de irse a dormir. Good night and good luck.

2006/02/12

Conocimientos biodegradables

Siempre había pensado que tenía una memoria excelente. Recuerdo incluso, anécdotas del colegio o lo que llevaba puesto en la primera entrevista de trabajo. Pero lo que siempre había creído es que, después de pasarme más de media vida estudiando, mis conocimientos seguirían más o menos ahí. Si empiezo a retroceder en el tiempo, veo que tras cuatro años desde que me linecié, soy incapaz de recordar la mayoría de lo que aprendí a fuerza de horas en la biblioteca. He buscado entre mis apuntes y hay temas que sé que me sabía bastante bien, de esos que realmente me interesaban y de los que saqué buena nota y sí, mis apuntes están ahí, mis esquemas y todo eso pero me son tan ajenos como el griego clásico que nunca he estudiado. Mi afán por ponerme a prueba a mí misma ha hecho que me pusiera a mirar algún libro de la época de BUP y COU. El resultado ha sido bastante similar a excepción de determinados temas que, o bien por propia inquietud, como el arte o algunas partes de la historia,o bien porque en la carrera se trataron más que ampliamente, siguen sonándome o sigo incluso reteniendo dicho conocimiento. Aquellas asignaturas que carecían de cualquier interés para mí, por supuesto, han desaparecido totalmente, sin dejar rastro alguno. No soy tan ingenua para creer que mi memoria es ilimitada y guarda toda la información aunque sea en archivos "ocultos" que tras desempolvarlos vas a cobrar vida, pero esperaba habre retenido más de lo que me "queda". Me ha quedado una sensación decorazonadora de haber, ya no perdido el tiempo porque algún fruto si dió tanto estudiar, pero sí de haber realizado un esfuerzo de resultados perecederos, biodegradables, que se van diluyendo sin remedio por el mero paso del tiempo. Y me planteo repasar aquello que aprendí y se me hace una montaña, más aún al darme cuenta que es una historia de nunca acabar, de continuo estudio, como una rueda, la rueda del conocimiento.

2006/02/09

Redescubriendo a Héctor

Ayer fui a ver Munich, la nueva y criticadísima película de Spielberg y me encantó. No voy a hacer ningún comentario más al respecto para no estropearle a nadie el placer de descubrir una película por sí mismo. Sólo me gustaría escribir brevemente sobre su protagonista Eric Bana. La verdad es que iba bastante a ciegas sobre quienes eran los protagonistas. El actor principal no me sonaba para nada aunque su cara me era familiar. Hoy he estado comentando con una compañera la película y me ha abierto la luz. Eric Bana era el Héctor que luchaba contra super-Aquiles Pitt en Troya. Claro, ahora me acuerdo, he dicho yo. Si, era el morenazo que se enfrentaba al Aquiles más guapo de la historia del cine. Sería porque en Troya lo que menos destacaba era la calidad de la interpretación de los actores pero en aquella película no aprecié las dotes como actor que, en Munich sí me parecieron más que notables. Es que aquello era un duelo de titanes. Los había para todos los gustos, desde el rubio brad, al recio Eric o al delicado Orlando. Mentiría si dijera que no me fijé en las falditas de los luchadores en la batalla de Troya y seguro que vosotras, las que hayais visto la película me dareis la razón, que una no estaba para valorar la calidad de los diálogos. Los chicos, los que la hayan visto, claro, tal vez puedan ser mas objetivos.
Dejando definitivamente a un lado Troya, os recomiendo, sin duda, las tres horas de Munich. Espero que la disfruteis y colgueis un comentario.

2006/02/08

Feliz día de los...

El otro día oí en la tele, no sé en qué programa, la verdad, que el lunes 13 de febrero es el día de los solteros. No sé si es que quien se inventó el día de los enamorados, es decir, los grandes almacenes, se ha dado cuenta de que, o bien los enamorados son menos que antes, o bien el sector single ,tan en alza, es infinitamente más consumista que los "emparejaos". Sea como sea, resulta que ya hay un día para los singles, fíjate tu. Nunca había celebrado el 14 cuando tenía pareja y ahora me ponen el 13 para que no me libre. Igual hasta lo celebro y todo. Además le veo ventajas porque, el regalo se lo hace uno mismo así que seguro que gusta, seguro que se acierta la talla, el color, la oportunidad y se gasta la cantidad justa. Además se ahorran los nervios y vueltas para encontrar el regalo perfecto, que, por cierto, nunca lo es. Y es la excusa perfecta para comprarse algo y eso me gusta. No acabo de pillar pero la idea de celebrar ser soltero. Que no se me entienda mal, tampoco me lamento, y menos ahora, que soltero/a se está bien e incluso mejor si te lo montas bien, pero celebrarlo, no sé, me da la impresión que se está celebrando que no te hayan "cazado". Todavía no he llegado a ese extremo de "calavera" pero todo llegará. Pues bueno, sea como sea, feliz día de lo que sea, solteros/as o enamorados/as. Por cierto, me he dado cuenta que no son términos excluyentes y que tampoco no pertenecer a uno implica estar en el otro, y ésos, justamente, serán los que más se lamenten ya sea el lunes o el martes que viene.

2006/02/07

Primer desahogo en el blog

Como ya decía en el primer post, una de las razones que me había implusado a crear este blog era poder "dar el palo" a alguien sin posibilidad de que éste/a se quejara y poder expresar el cabreo o lo que fuera sin contemplaciones. Hoy, o mejor dicho ahora, es el momento. Y estoy tan cabreada que ni sé como expresarlo. Simplemente, estoy cansada. Y seguro que más de uno/a se identifica con ello. Estoy cansada de que, tras un dia de reunión en reunión salga un pollo enorme que se debía haber resuelto ayer. De tener que entregar algo a primera hora que ha aparecido ahora, cuando ya hace un rato que debería estar en casa o en el gimnasio, de pagar esa cuota de ese mismo gimnasio al que no puedo ir, de querer tener tiempo para mí y no tenerlo,de no estar en forma por falta de tiempo.Estoy harta de querer quedar con la gente y tener que hacer milagros para conseguirlo. Estoy agotada de solucionar problemas que ha generado gente incompetente e irresponsable, que le han pasado el muerto, a golpe de paddel a otro tan o más incompetente e irresponsable y que cuando me llega a mí, en vez de ser un pollo es un hepterosaurio carnívoro y salvaje. Estoy cansadísima de ser responsable y de tener conciencia y de implicarme en la empresa.Y estoy hasta las narices de tenerme que arreglar para las reuniones. Estoy cansada de los miles de taxistas freekies que me llego a encontrar cuando no tengo otro remedio de desplazarme en ese transporte porque llego tarde o porque esalgo tan tarde que no me apetece ir en un metro que apesta. estoy cansada de que los transportes públicos estén hechos una mierda. y ahora, o mejor dicho, cuando acabe de escribir este blog, resolver un tema y pasar otro, volveré a carretear con la bolsa del gimnasio a casa porque no me quedarán fuerzas para más u hasta igual cojo untaxi de esos que se pierden para rematar el día. Y la verdad es que lo que me apetería hoy es ir a cenar por ahí y tomarme dos copas, porque una hoy no lo arregla, y llegar tarde a casa y mañana tener sueño y estar poco productiva, porque estoy cansada de tener que estar ahí, al pie del cañon mientras la gente pasa de todo.
Así que, si por alguna casualidad alguien lee este blog y le apetece mi plan ya sabeis. Aunque lo más probable es que nadie se anime, no pierdo nada por intentarlo.

Signos

Una vez leí en un libro de esos que hablan de los signos zodiacales que lo peor que se le podía hacer a un Libra era desajustarle la balanza, vaya, romper su paz interior, ya que, se quedan (nos quedamos) como cuando le das un golpe a una balanza, que los platillos se mueven hasta que recuperan el equilibrio. En aquel momento pensé que sí pero que, bueno, que como a todo el mundo. Tras una temporada en la que parece que un niño esté jugando a dar golpes a esta balanza cada vez que está a punto de equilibrarse empiezo a creer bastante lo que decía aquel libro. Esta vez, al ser un desajuste compartido he podido ver cómo reaccionan el resto de personas y es curioso ver que hay similitudes de comportamiento según el signo zodiacal. Y de verdad que es curioso ver a los gladiadores Escorpio, a la melancólicos Piscis o a los calmados Cáncer, viéndolas venir. Mientras, la Libra tiene la cabeza como si estubiera en una barca amarrada, con ese vaivén tan característico que tanto marea.
Deberé leer con más atención ese libro un día de estos.

2006/02/06

Reflejos

Esta mañana me he despertado con pocas ganas de ir a trabajar. Y no es por causa del estrés ni por la lluvia y el viento que azotaban las calles esta mañana. Desde que sé que hay alguien que me vigila, acercarme al edificio e, incluso, a la calle en la que sitúa la oficina me produce una angustia que cada día se me hace más difícil de controlar. Aunque hace días que no miro por la ventana cuando me acerco a la impresora y que al salir por la puerta no levanto los ojos del suelo, sé que sigue ahí. Y esta mañana, mientras esperaba a que salieran mis copias, pese, sentía que alguien me miraba desde el otro lado de la calle. Pero esta mañana, la sensación era más fuerte. Parecía como si mi cuerpo percibiera unas vibraciones, como si notara que debía estar alerta, allí de pie, contando las hojas que faltaban para que se acabara de imprimir el documento. La lluvia había dejado paso a un día radiante y el sol que entraba por los cristales me acariciaba la nuca. Se ha acabado el papel y me he agachado para coger el paquete de folios y he llenado la bandeja alimentadora. Iba a apretar el botón de “Restablecer” y justo encima de éste, me he encontrado con un reflejo parpadeante que me deslumbraba. He pulsado el botón y me he girado para ver qué es lo que brillaba con tanta fuerza desde la calle. Tras mirar con dificultad hacia fuera, con la mano a modo de visera sobre los ojos, he podido localizar el origen del reflejo. Primero he creído que el exceso de luz estaba afectando mi percepción, pero poco a poco, mientras mis pupilas se recuperaban del exceso de intensidad, he podido distinguir un pequeño espejo de mano tras el cristal de uno de los balcones del otro lado de la calle. Lo sostenía en su mano el hombre del batín, tan sonriente como en días pasados. Me he quedado allí de pie, con la mano a modo de visera hasta que he oído a un compañero que me preguntaba si me encontraba bien.
El día se me ha hecho eterno y he estado más ausente que de costumbre, hasta tal punto que mi jefe se ha creído que pasaba alguna cosa o que estaba saturada de trabajo.”Si no te encuentras bien, vete a casa antes, de acuerdo?”
Y así lo he hecho. A las cuatro de la tarde salía por la puerta del edificio para irme a casa. He cruzado la calle y, al pasar por el portal del edificio al que pertenece el balcón del hombre del batín, he visto salir de la portería a una mujer, vestida con una bata de trabajo azul y un suéter azul marino carreteando unos cubos llenos de agua sucia. Ha tirado el contenido de los mismos sobre la rejilla del alcantarillado y ya se disponía a entrar de nuevo en el portal cuando la he parado. “Perdone, le puedo hacer una pregunta?” La mujer me ha mirado algo extrañada bajo un ceño arrugado y fruncido y un pelo corto y permanatado de un tono rojizo sorprendentemente artificial. Ha asentido con la cabeza.
“¿Vive en esta finca, en el tercer o cuarto piso un hombre de unos cincuenta y tantos años, calvo, que está mucho tiempo en casa? Es que, verá, trabajo en la oficina bancaria de la esquina y el otro día se dejó un libro en la ventanilla y, como me comentó que vivía en la misma manzana que nuestra sucursal pues he pensado que igual es un vecino de la finca y...”
La mujer me miraba de arriba a abajo y se ha detenido en el libro que llevaba en la mano, un ejemplar de “Asesinato en el Orient Express” de edición de bolsillo.
“Mire, no sé quien debe haberse dejado el libro pero aquí no vive nadie como usted dice. Hay varios pisos vacíos, una clínica dental, dos parejas jóvenes, una anciana y su hija, y sólo hay un hombre de esa edad pero dudo mucho que ese libro sea suyo”.
Antes de poder preguntarle el por qué, la mujer ha aclarado mis dudas. “El señor Guiu, del tercero segunda, es ciego”.
Mientras la mujer entraba en la portería, yo murmuraba un tímido gracias. Se me calló el libro al suelo. Lo he recogido y he empezado a correr, sin dirección alguna, sólo lejos de allí.

2006/02/04

Olores

Giró la llave en la cerradura y la abrió sin con cierta dificultad porque la puerta se encallaba un poco. Entró en el recibidor y cerró tras de sí. No le hizo falta encender la luz porque ya había amanecido y la claridad del día se colaba por las persianas, dando al piso la suficiente luz como para moverse sin dificultad. Dejó el abrigo y el bolso en el sofá. Se sacó los zapatos y los dejo en la habitación antes de entrar en el baño. Se vió reflejada en el espejo y se quedó un rato con la vista clavada en la imagen de si misma. Sus ojeras delataban haber pasado la noche sin dormir y algunas copas pero estaba radiante, acusándola de algo más que de haber bebido aquella noche. Sonrió y abrio la tapa del váter. Ya en el dormitorio se desabrochó el vestido y lo dejó caer en el suelo. Al vestido le siguieron las medias y el sujetador. Cogió la camisola de debajo de la almohada y sela puso. Bajó un poco más las persianas para que no entrara tanta luz y se metió en la cama.
Habá sido una gran noche, tanto por lo divertida como por lo inesperada. Buena cena,muchas risas, alcohol, tal vez demasiado, música, unos bailes que se tranformaron en contoneos, un beso inesperado, unas caricias disimuladas entre la gente y el fin de fiesta en el piso de él.
Mientras recordaba toda la noche, especialmente las últimas horas, no podía dejar de sonreir, mientras se acurrucaba bajo el edredón. Puso las manos bajo la cara y lo notó. Olían a jabón y a él. Metio la naríz por dentro del cuello de la camisola, todo su cuerpo olía a él. Y sonrió mientras los ojos se le cerraban y la transportaban al mundo de los sueños. Nunca podría olvidar ese olor.

2006/02/03

Sigue ahí

Tras descubrir que alguien me observaba me entró una angustia terrible. Llegué a casa algo temblorosa y con pocas ganas de nada. Me preparé una pizza para cenar e intenté relajarme con una película. Al final sólo un orfidal consiguió que me entrara sueño, tanto, que esta mañana me he dormido y he llegado tarde, muy tarde. He estado evitando imprimir, luego, he conseguido que un compañero que iba a por sus copias me trajera las mías. Finalmente, he intentado ser racional y he ido a buscar mis impresiones. Los ojos me han traicionado y han dirijido una mirada rápida al balcón. Allí estaba el hombre, calvo y con batín, con una sonrisa dibujada en el rostro. He vuelto a mi silla nerviosa, tanto, que me he dado un golpe con el canto de la mesa en plena rodilla. No podía ser cierto, ¿cuantas horas se pasaba aquel hombre mirando por la ventana?
Las siguientes veces que me he acercado a la impresora no he despegado la vista del botón "on".
Se acercaba la hora de irse a casa y los compañeros iban cerrando sus ordenadores. Definitivamente no me iba a quedar sola, así que he cerrado mi unidad y he cogido el abrigo. "Voy contigo hacia el metro" le he gritado a Clara.
Al salir del edificio le he dirigido una mirada rápida al balcón y allí estaba, siguiéndonos con la mirada. Ha saludado con la mano y después, ha pegado la palma de la mano al cristal.
"Haces cara de cansada" me ha dicho Clara.No le he dicho el por qué de mi mal aspecto.

2006/02/02

Alguien me observa

Mientras espero a que salga la impresión al lado de la impresora me dedico a mirar por la ventana que está justamente pegada al punto de impresión es decir donde están todas las impresoras. A veces la cabeza se escapa a la calle y da un pequeño paseo por el barrio, otras, me dedico a mirar a los que están cruzando el semáforo de enfrente o al transportista parado en triple fila o a la señora que va a la compra arrastrando un carro de la compra. A menudo medetengo en alguna de las ventanas del edificio de delante y espío colo limpian los cristales, riegan las plantas o miran la tele. Ará un par de semanas mis ojos se detuvieron en un balcón. Tras los cristales, un hombre en batín miraba hacia el exterior. Lo he visto más de un día allí, ya fuera de día o hubiera caido la noche. Pero hoy he descubierto que no miraba la calle. Se hacía tarde y, mientras imprimía un documento he mirado por la ventana y ahí estaba. Antes de que yo apartara la mirada, me ha saludado con la mano y después se ha señalado un ojo a la vez que decía algo que no he entendido puesto que la lectura de labios nunca ha sido lo mío. Pero tengo la impresión que decía "te estoy vigilando". Me ha entrado el pánico, he acabado a toda prisa lo que estaba haciendo y me he ido a casa. Antes de cruzar he mirado hacia el balcón y ahí estaba él con su batín, repitiendo el gesto.