2006/02/16

Un año y poco después del diario de un clk

Hace poco más de un año hice un viaje que me transformó y que me dió fuerzas, en el que descubrí nuevos amigos. Y ha pasado el tiempo y, si bien muchas veces tras conocer a la gente te vas dispersando y se olvida poco a poco, en este caso me ha alegrado comprobar que nosotros seguimos siendo amigos, vaya, que somos amigos. En su día escribí el resumen de aquel viaje. Hoy quiero publicarlo y dedicarlo a ellos, a personas estupendas, en definitiva, a amigos. Va por vosotros, patxis.
He estado todo el día tarareando Vértigo y trabajando con tanta energía que hasta mis compañeros se han dado cuenta. Incluso mi jefe, el autor de la ya mítica “me chupa un huevo”, me ha dicho que sí que me habían sentado bien estos días. Mi respuesta ha sido: “Demasiado bien”. Al mediodía estaba deseosa por ir a comprar el CD de U2. Necesitaba oir Vértigo. Eso precisamente es lo que he hecho nada más llegar a casa porque necesitaba mi dosis.
Play, primera canción: Un, dos, tres… catorceee! Con los ojos cerrados, sólo con escuchar la música, fluían las sensaciones y me venían a la mente, como flashes, las imágenes de estos días: la autopista a 180 km/h, los piques con los Gorkas, incluso podía notar el aire que entraba por las ventanas bajadas. He creido oir la risa de Eli y la propia, ver los ojos desorbitados de Joan mirando el cuentakilómetros que subía y subía y la sonrisa de Emilio por el retrovisor.
No he podido contener un grito de “¿Hola!,¿Dónde estás?” y la risa al recordar nuestra primera experiencia con un ertxaintxa, la foto delante del vigilante del Guggenheim, Cenicero y sus colillas, la primera velada de chistes cos striptease, los guiños sólo para chicas, las trancas, la ducha clandestina en el vestuario femenino y esas rutas “alternativas” para llegar a cualquier sitio. And I feel, feeeeel!
Aún se me ha ensanchado más la sonrisa pensando en todos esos personajes que tambien han viajado con nosotros: Yiyi y chori, la chochi y el polli, Pancho Colate, Calvo_rota,Mr. Cuá Cuá, Antón , el transportista-guía, la camarera “fisna”…
Después he seguido con la canción número cinco. Me he estirado en la cama, abierto los brazos y cerrado de nuevo los ojos. Esta vez, los fotogramas eran distintos, de esos que van directos a algún lugar pegadito al alma. Uno a uno, veía primero el paseo de San Sebastián bajo el txirimiri, Eli y Emilio en la playa de Santander, Joan conduciendo hacia Donostia o a mi misma escuchando el mar en St. Jean-de-Lux. Para acabar, como siempre, la carretera, la autopista casi vacía aderezada con conversaciones que arreglan el mundo bajo un cielo plomizo, siempre a punto de llover, y U2. Oh, You look so beautiful tonight!
Ha sido un viaje sencillo pero no ha hecho falta ver colosos para crecer un poco y entender la realidad vasca. La llegada de un barco a puerto y la subasta de pescado en un pueblo pesquero puede llenar más que cualquier obra maestra colgada de la pared de un museo, por ejemplo del Guggenheim. Al ver los carteles de los presos en la plaza y las tabernas a puerta cerrada se entiende bastante más el conflicto vasco que leyendo y teorizando. Me pregunto si los políticos, tan alejados de la realidad, han ido a algún pueblo de ese tipo. Me jugaría lo que fuera que ni se les ha pasado por la cabeza.
Pero si hay algo a destacar del viaje es la gente. No me refiero únicamente a todos los vascos, cántabros y riojanos que nos han “sufrido” y ayudado tan amablemente, sino al grupo en sí, a Los Patxis. Aun siendo un grupo bastante heterogéneo nos hemos compenetrado muy bien. Es cierto que ha habido algún momento tenso pero precisamente ahí está la gracia, en salir airosos de las situaciones críticas.
Se acaba la canción de U2 y llega el momento de fundir a negro.
Este documento sólo es para decir todo aquello que no dije en voz alta por no hacer un drama o por vergüenza o por lo que sea. En estos cinco días he crecido gracias a muchas cosas pero, en gran parte, gracias a vosotros. Sé que suena exagerado, rozando lo “merengoso” pero disfrutar en mayúsculas, dejar la disciplina y la rutina a un lado y compartir heridas y anécdotas con vosotros ha sido un placer y ha hecho que me sienta yo misma.
Gracias por todo Patxis. Esto se ha de repetir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bello Post, Gata! Y no lo encuentro merengoso,ni naif...Hemos de acostumbrarnos a decir y expresar todas las sensaciones buenas que sentimos ya sea mediante la palabra, los gestos o un detalle. ¿Por qué nos sentimos cursis cuando decimos/hacemos algo bello y no nos pasa lo mismo cuando lo que describimos/sentimos es desagradable?

la gata dijo...

Gracias brujilla. Será porque a lo desagradable estamos más acostumbrados. Además, yo misma peco de sensible a veces, que no de débil, y hay quien identifica ambas palabras.

Armas dijo...

Y tanto que esto se ha de repetir!!!. Que sepas que me he abierto un log para mi!!!. En casa me aplicaré para escribir cada día una cosilla y tunearlo como hace falta.
Supongo que con mi nombre de usuario sabrás quien soy verdad??. jajaja.
Eres "the best". Además, yo también peco de sensible, pero no de débil y he de reconocer que a veces he confundido los dos términos. Pero SE ACABO!!!!.
SuperArmas toma el control!!!! (al menos de mi vida, jijiji).
Muchos muakssssss

E