2006/06/28

Una dama a escena

Ayer, de nuevo, la dama nos deleitó con su presencia. A escena, bien cerca de un público sorprendido, conmovido, se enfundó en la piel de Maggie, mi gata favorita. Y ese público, esos pocos privilegiados que disfrutamos de unos monólogos a pie de tabla, a pelo, vimos aparecer la frustración y el dolor contenido pero creciente de ese personaje que en el 58 interpretó Lyz. No sé si fue por la dureza del texto de Mr Williams, por el hecho que fuera “La gata”, porque la dama lo interpretó fantásticamente o por todo un poco, pero a mí me hizo sentir.
No me he podido resistir a comentar esa clase abierta, lo siento, porque si se representa un fragmento del texto que da nombre a este blog, se ha de comentar, no?
Enhorabuena, de verdad.

2006/06/20

Teorías idiotas y risas necesarias

Por qué en una cena se empieza a discutir sobre la forma de limpiarse tras defecar? Realmente no lo sé. Por qué algo tan asquesoso, sí asqueroso, acaba siendo el tema central de una cena? Sería el vino que estaba adulterado? El pan estaba untado con tomates manipulados genéticamente y nos produjo un efecto psicotrópico? Demasiadas horas de trabajo habían hecho que nuestros cerebros se volvieran locos? Pues no lo sé. De hecho no lo sé y me da igual. Simplemente me reí, nos reimos y nos olvidamos de todo. Y ahora cada vez que voy al servicio me acuerdo de esa cena y me río. Es bonito acordarse de la gente, de los buenos momentos, aunque sea sentado en la taza del WC.

2006/06/12

Sí, me estoy leyendo un libro de autoayuda, qué pasa

Después de mucho quejarme de mi incapacidad para entender a los hombres, alguien me recomendó un libro, un alguien que era de confianza, con “experiencia”, alguien que de hombres creía que sabía un rato. Seguramente me lo habría comprado pero me lo regalaron por mi santo. El libro en cuestión es “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”. Lo empecé a leer el mismo sábado y la verdad es que respecto a la descripción de las mujeres coincide bastante. Teniendo en cuenta que el autor, Johm Gray es un hombre, entiendo que también debe describir bien al género masculino. Mientras lo leía he confirmado que definitivamente no entiendo a los hombres. También me ha hecho ver algunos (vale, muchos) errores que he cometido al tratarlos, en ámbitos de lo más distintos y, especialmente en las relaciones de pareja. Supongo que esa falta de comprensión por los marcianos debe estar bastante relacionada con el hecho que el colegio no fuera mixto hasta octavo de EGB y que, efectivamente, para mí, al descubrir su existencia a los 14 años, los encontrara verdaderos alienígenas. Me aterra ver que las diferencias por cromosoma y los malos entendidos mutuos pueden ser una causa importante del deterioro de una relación.
Cómo habría agradecido que, en vez de darnos pretecnología nos hubieran dado clases de relaciones humanas. Cómo puede ser que en Ciencias Naturales nos explicaran el comportamiento de las amebas y no dijeran nada, ni de pasada, de las diferencias y relaciones entre hombres y mujeres. Porque mucha genética, mucho guisante amarillo y verde, mucho cromosoma y las implicaciones físicas del mismo pero y lo demás?
En un mundo en el que el instinto cada vez pinta menos, cómo es posible que se dejara a merced de dicho instinto atrofiado una parte tan importante de nuestras vidas, la comunicación entre nosotros?
Sin duda recomiendo este libro para dar luz, no sólo a ellas, que probablemente, se interesarán e igual se lo leen o lo leyeron ya, sino también a ellos, que de buenas a primeras pensarán que es una chorrada. Desde luego vale la pena aunque sólo sea por ver lo que hacemos mal, de verdad, y no sólo con la pareja.
Serán las horas en que escribo esto por lo que deliro bastante y por lo que la expresión es precaria, mil perdones, o será la indignación de quien se siente ignorante, de quien sabe que ha hecho las cosas tan mal como se podía en muchos aspectos por pura ignorancia.
Mil perdones.
Sé que este post me pone en la cola de las Britgets que leen libros de autoayuda, sé que por ello habrá quien esté tentado a reírse o a criticar. Sinceramente, me da igual. A mí me está sirviendo para entender y a aprender mucho más de lo que me habría esperado.

2006/06/06

Post zen

De un tiempo a esta parte valoro más las pequeñas cosas. A veces me encuentro observando como planea un pájaro sobre un cielo de verano o contemplando el romper de las olas como si fueran el mayor espectáculo. En ese momento, para mí lo son. Por unos minutos o unos segundos las imágenes, como si fueran una película, fotograma a fotograma, pasan lentamente ante mis ojos. Y esa belleza de cosas simples me estremece, me relaja y me hace sonreír. Desde que disfruto de esas pequeñas cosas, de esos shows gratuitos que ofrece el día a día, recurro a ellos en momentos de crispación. Cierro los ojos y veo las olas y oigo el mar y a las gaviotas. Será por eso que ahora, mientras escribo, sonrío, aunque sé que voy a comer fatal, aunque sé que saldré más tarde de lo que debiera. Todo eso no importa. Porque hace un día precioso y puedo disfrutar de la brisa que mece las hojas del plátano que hay frente a mi ventana