2006/03/20

Saturday night stories II: Malibu

Llegó la hora de poner en práctica todo lo aprendido, los seis pasos, uno por uno. Había quedado con las compañeras del curso este sábado noche en una de las discotecas de la ciudad.
Primer objetivo: Ganar en autoconfianza.
Lo primero es peinarme, pintarme y vestirme para sentirme bien conmigo misma. Ese estar a gusto, se transmite a los demás. El atuendo ha de ser ligeramente provocativo, llevado, por supuesto con todo el estilo posible, nada de excesos innecesarios.
Una vez perfectamente peinada y pintada enfundada en un top y unos tejanos, me miro en el espejo y sonrío. Cambio de postura y vuelvo a sonreir. Lanzo un beso a mi reflejo, grito guapa! y, mirando a los ojos reflejados me digo, en voz alta “Hoy vas a seducir” y me río como siempre que repito estas palabras que tan efectivas nos han dicho que son en el curso.
Segundo objetivo: Aprender a generar nuevos comportamientos
Una vez en la discoteca, tras pasar por la barra y beber un par de chupitos de tequila, nos ponemos a bailar en la pista. Nada de pasos discretos, nooo...! “Cuando se baila se ha de expresar lo que te hace sentir la música y también expresar lo que quieres”. Me contoneo sobre mis tacones, balanceo la cabeza, agitando mi melena recientemente rubia, de un lado a otro, zas, zas...que la música fluya, yea!
- Tía vigila que me estás metiendo el pelo en el ojo - me grita alguien a mi espalda.
Sin que la disminución de intensidad de mis movimientos me afecte, la música me atrapa, uuhhh...Todas estamos como locas.
Tercer objetivo: Incrementar nuestro nivel de Inteligencia Seductora
Llega uno de los momentos más difíciles de la noche, el momento de poner en práctica nuestros conocimientos adquiridos en lenguaje del cuerpo. Lo primero que debo hacer para captar la atención de un sujeto es mirarlo , primero de reojo y luego, zas!, fijamente para luego volver a mirarlo de reojo y sonreír. Y así lo hago. Me fijo en el chico que baila distraído a mi derecha pero se gira. Miro al de la izquierda: reojo, fijamente, reojo, fijamente, reojo...pero sólo me mira como si estuviera borracha. Algo no funciona. Claro! Me he dejado la sonrisa. Empiezo de nuevo, esta vez, contando cada paso: uno reojo, dos fijamente, tres reojo, cuatro sonrisa. Repito la serie de nuevo.
Y se acerca hacia mi, me agarra por un hombro: - En la quinta mirada ya me he dado por enterado, si no quieres que mi novia te parta la cara deja de lanzarme esas miradas de psicópata quieres?
Aún algo descolocada por semejante chasco, miro a mis compañeras. Todas están haciendo lo mismo que yo y ninguna parece tener éxito. Empiezo a dudar de la eficacia de las clases.
Me voy hacia la barra y pido un malibu con piña.
Cuarto objetivo: Ampliar nuestra visión de las relaciones humanas
Mientras me tomo mi copa distraídamente en la barra, el chico de delante se presenta y me pregunta mi nombre. A la vez que le contesto lo miro con detenimiento y recuerdo “si un sujeto no os atrae en un primer momento, dadle la oportunidad de mostrarse tal como es, probablemente os sorprenderá y, sino, seguro que podrá ser un amigo”.
Quinto objetivo: Escuchar / saborear la experiencia ajena
La conversación / monólogo gira en torno a su trabajo: reponedor de la sección de congelados en un supermercado. Jamás pensé que hubiera tantos tipos de productos y que existieran auténticas conspiraciones hasta operaciones mafiosas por hacer desaparecer las cajas de langostinos pocos días antes de Navidad. Nunca pensé que la velocidad de reposición de los productos “estrella” siguiera un complejo algoritmo que relacionaba la mala leche del encargado, la eficiencia de los reponedores de otras secciones, la hora y la media de la densidad de personas por metro cuadrado de pasillo que hubiera en ese momento.
Sexto y último objetivo: Descubrir nuestros procesos internos
Las cinco de la mañana. Hace dos horas que no escucho lo que me cuenta. Hace dos horas que sé que le voy a pedir a la señorita Puri que me devuelva el dinero porque el curso de seducción no funciona. Hace dos horas que creo que las teorías de la doctora Mayflower de San Francisco son una patochada.
Me levanto.
- Te vas? – me dice extrañado.
- Sí, me voy. – contesto inexpresiva.
- Entonces no vas a venir a mi casa? –me dice con aire de fastidio.
- No, me voy. – le digo sin creer lo que me acaba de preguntar.
- Joder, tía, podías avisar antes que no habría perdido el tiempo. Ahora sólo tengo una hora para ligarme a otra tía, vaya putada. –se queja.
Sin salir de mi asombro, me dirijo al grupo de compañeras que siguen bailando en la pista pero con menos energía que horas antes, me despido y salgo del local.
Estupendo, no hay taxis disponibles. Los pies me matan aquí de pie, plantada en esta esquina.
- Guapa! A cuanto el completo!
Y en eso que me despierto sentada en el sofá, envuelta en un sudor frío, con la publicidad del curso de seducción que me ha llegado por correo entre las manos, con el resto de cartas. En el reverso la foto de la directora de la escuela, Purificación López Soles.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he tenido que quedar a comer un bocata en mi mesa delante del ordenador. Has conseguido transformarlo en el mejor momento del día y arrancarme una sonrisa.
Gracias por esto y todo lo demás.

Anónimo dijo...

Muy bueno...Me ha recordado a Bridget Jones, me he reído un montón :-))

la gata dijo...

Muchas gracias chicas! Un besazo.

Armas dijo...

Tia que imaginación!!!. Se te da muy bien escribir relatos y que expresión.....

Me quito el sombrero.....

hack de man dijo...

Emmm... hummm... esto... ejemmm... m ha parecido oír bridget jones... mmmm... bueeenooo...

Anónimo dijo...

Sí Hackman, he sido yo...muchas mujeres tenemos la capacidad de reírnos de nosotras mismas, eso es lo que pretendía la creadora de Bridget Jones y bajo mi punto de vista lo consiguió.Igual que la Gata con este post :-))