2012/10/15

Morriña de lunes de otoño

El otoño me sienta mal, tan mal como perder el poco bronceado que me quedaba. Me veo pocha en el espejo, como un árbol que amarillea.
Será por eso que en un año de demasiados “adiós”, la morriña hace mella en mi ánimo con más facilidad.
Bastaron tres conversaciones para que hoy añore con toda mi alma el olor a sal.
Sería muy injusto decir que mi humor de otoño  es culpa de Madrid y más aún no valorar a mi “familia” elegida en la capital que están ahí y a los que quiero mucho. Tampoco sería justo menospreciar la vida de las calles madrileñas, los parques, los museos y los contrastes de lo castizo con las protestas, del rancio abolengo con los barrios más pintorescos.
Como todos los sentimientos, son cosa de uno mismo. Y yo hoy añoro “casa” y ese hogar,  esa una combinación extraña de espacio, costumbres y, sobretodo, de personas.
Hoy noto la soledad de las ciudades de paso, de los que se fueron porque estaban por un tiempo aunque para mi sean para siempre, de las épocas mejores o quizás, idealizadas.
Hay noches que el silencio de casa, solamente roto por el rum-rum de la lavadora a lo lejos y las teclas del ordenador bajo mis dedos, hace eco en mi pecho.
Hoy es uno de esos días.

3 comentarios:

blondie dijo...

El frio del otonyo recorre la espalday hace aun mas necesarios los abrazos, ahi va uno bien fuerte

la gata dijo...

Gracias blondie. Hoy me hacia falta. Un beso

la gata dijo...

Gracias blondie. Hoy me hacia falta. Un beso