2007/07/22

Barco en la inmensidad de la noche 2: Dejarse llevar

Prometía ser una gran fiesta. Le dijeron que iba a ser algo diferente a lo que conocía, a lo vivido hasta ahora. Un barco,´buena música a ritmo de las olas, barra libre, disfraces y gente con ganas de pasarlo bien sin complejos.
- Esto es diferente - le habían dicho, pero su escepticismo de energías positivas sólo lo creía a medias.
Y allí estaba: cóctel de bienvenida, primeras canciones chill out, últimas luces del día, primeras risas contagiosas y un "buen rollo" que se extendía hasta los límites de la cubierta.
Pasó la primera hora, el cóctel hizo efecto, la música paso a ser house, el buen rollo dejó paso a la desinhibición, a LA FIESTA, los complejos se escondieron en algún rincón de los camarotes y todo fue distinto.
Sin saber cómo también había perdido la vergüenza, el sentido del ridículo, ignoraba la existencia de cualquier conocido. El mundo, su mundo, era la música y el lenguaje, su lenguaje, el baile. Era un monólogo, un decirse cosas, un expresar para una misma. Sólo un paso tras otro, un contoneo, un golpe de cadera. Era una especie de trance fruto de aquella combinación extraña y de aquella energía que volaba sin ser vista, que se contagiaba, que engullía a los presentes. A la fiesta se unió el viento, y sus mangas pasaron a ser alas. Era un pájaro, libre, que se movía como quería, que nadie censuraba, ni siquiera ella, que nadie juzgaba, o tal vez si, pero en caso no le importaba. Se subió al entarimado y se agarró a un poste para vencer al vaivén traicionero. Y aquella barra se convirtió en un cómplice más de aquel no sé qué, de ese ser una misma, o ser otra, al menos, por unas horas.
Tras dejar la fiesta, dormir, desayunar, tras pensar a la luz del día, una vez disipadas las brumas del alcohol y de la euforia colectiva, piensa en la noche anterior. Pero no siente vergüenza, no se siente mal. Tampoco busca excusas ni justificaciones al por qué. Simplemente se dejó llevar, dejó salir una "ella" que no es la de siempre, "otra" que está muy escondida, que no sale de casa, que pocas veces ha salido,que había olvidado, pero que está allí, bajo esa coraza de titanio, bajo la máscara de formalidad y timidez.

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