2007/01/10

Breve capricho para empezar el año

Tocaban las siete y media de la mañana cuando entró por la puerta, con las botas en la mano y los pies doloridos. Se sacó la ropa impregnada en humo y se puso el pijama antes de meterse en la cama. Pero no podía dormir, aunque eso no era ninguna novedad.
Se levantó, caminó descalza hasta el sofá y se sentó a contemplar el amanecer.
El silencio de la noche, se fue rompiendo gradualmente con el cantar de los pájaros que ya se desperezaban en el parque de enfrente.
Despuntaba el sol, poco a poco, el cielo pasaba de negro a añil, luego algunas nubes se tiñeron de magenta y naranja hasta que, por fin vio brillar el primer rallo tras la torre que se había convertido en un nuevo símbolo del perfil de la ciudad.
Sin darse cuenta, sonreía. Repasaba la noche anterior y se le escapaba una leve risa al recordar uno u otro momento.
Era una buena manera de acabar una noche, de empezar el año. Por un momento pensó que había mejores maneras pero dejó el inconformismo a un lado y disfrutó de aquel momento único que sólo era para ella, una de esas pequeñas cosas que le habían enseñado a valorar en tierras lejanas y que le arrancaban una sonrisa y le hacían sentir que estaba viva, que era afortunada por poderlo contemplar.
Se durmió acurrucada en el sofá, con la expresión relajada y un dibujo de sonrisa en los labios.

4 comentarios:

hack de man dijo...

... con la expresión relajada y un dibujo de sonrisa en los labios... ¿pensando en Hugh Jackman?

Anónimo dijo...

aló aló??

Anónimo dijo...

Recuerdo los colores de esa mañana, pero tantos colores tantos colores, no sé no sé, el chocolate con churros ¿era sólo chocolate?

la gata dijo...

Pues no pensaba en "mi Hugh" pero bueno, y ahora suspiro, ya que lo mencionas, qué bueno que está.


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