2007/01/08

Post traído por los Reyes 3: Historia post-navideña

Era una de esas tardes tristes de invierno, fría y nublada en que la humedad mediterránea calaba hasta los huesos. Pero era lunes así que no había excusa que valiera para quedarse en casa.
Se puso los zapatos, el abrigo marrón y el bolso cruzado. Siguió su particular ritual de comprobación de luces y gas apagados que desde hacía años, realizaba antes de salir de casa. Todo estaba correcto. Cogió el bastón y se puso la tarjeta del autobús en el bolsillo.
El 43 llegó al poco y, tras un trayecto de escasos minutos, se encontró junto a la puerta de la parroquia de San Nicolás.
Se trataba de una iglesia pequeña de construcción sencilla de finales del siglo XIX que las hermanas conservaban con el dinero recaudado entre los cada vez mas escasos parroquianos.
Empujó la puerta de madera que daba acceso y se mojó los dedos en agua bendita. Se santiguó.
Se dirigió al fondo de la iglesia y se sentó en el primer banco frente a la imagen de San Nicolás.
Llevaba rezándole años, siempre los lunes, aunque de joven lo hiciera de rodillas y ahora la artrosis sólo le permitiera decir sus oraciones sentada.
Le rezaba un Ave María y dos Padre Nuestro. Después le agradecía lo que le daba y finalmente pedía.
Sus peticiones habían cambiado con los años: un trabajo para su marido, salud para ella y sus hijos, incluso una chica que enderezara al alocado de su hijo.
Tarde o temprano todo aquello que pedía se le había concedido.
Pero desde hacía años, desde que enviudó, desde que su salud ya no era buena, desde que tenía lo suficiente para vivir, aunque fuera de forma algo austera, sólo le pedía una cosa a “su santo”: Le pedía que su nieto estuvieran bien y que, aquellas Navidades viniera a verla.
Aquel lunes de primeros de enero volvió a pedirlo. Sabía que faltaba casi un año para Navidad y esperaba que, esta vez sí, pudiera ”escaparse unos días” e ir a Barcelona.
Pero aquella tarde fría pidió sin ganas. Llevaba demasiado tiempo esperando que pudieran cruzar el Atlántico para verla. Cuando no fue porque eran muy pequeños, fue porque tenían que estudiar, o porque tenía planes con su nueva novia.
Pocos días antes de aquellas últimas fiestas la llamó y le dijo que aquel año tampoco iría a verla.
Y por qué no vienes tu abuela? – le había preguntado, aún a sabiendas que ella jamás había volado en avión, ni siquiera antes de sufrir aquel infarto que casi la mata.
Ya sabes que no puedo. – contestó aún estando convencida que aquella pregunta era un puro formalismo.
Mientras pedía que el año que viene viniera a verla, las lágrimas emborronaban aún más sus ojos nublados por las cataratas.
Finalmente, se levantó con dificultad, saco una moneda del bolsillo y encendió una vela antes de irse.
Ya en la puerta, se cruzó con una monja que debía llevar allí casi tanto tiempo como las imágenes.
Señora Sorribes, cómo está? Tampoco vino este año? –le preguntó al verla con los ojos llorosos.
Sólo pudo negar con la cabeza como respuesta.
Hay que pedir con devoción. Ya verá como el año que viene sí.
Pero ambas sabían que no era cierto, que había perdido a su nieto, a su hijo y a la chica que lo enderezó el día en que se fueron a vivir a Estados Unidos.
Salió a la calle y caminó hasta la parada del autobús.
El autobús estaba a punto de llegar y cruzó sin esperar a que pusiera en verde el semáforo. Perdida como estaba en sus pensamientos, no vio a la furgoneta que giraba.
Sólo noto un fuerte golpe, las rascadas del asfalto que la quemaban y se quedó inconsciente. Se despertó en la camilla del ambulancia.
Tal vez venga a verme ahora, aunque tal vez yo ya no lo vea. – pensó.
Su corazón dejó de latir. Nunca supo que su nieto jamás se perdonó no haberla ido a ver aquellas fiestas. O tal vez lo supo allá desde alguna parte, muy cerca de San Nicolás.

2 comentarios:

hack de man dijo...

Y el erotismo? Vuelve la muerte? San Nicolás es Santa Claus? No me extraña que acabará así la abuela. Un santo que lo patrocina coca-cola no tiene la sensibilidad necesaria para los milagros. Debería haber rezado a los reyes magos. Son más auténticos y al ser tres atienden más y mejor a sus seguidores. Y hacen más mediterráneo.

la gata dijo...

Habría quedado feo liar a la abuela con el santo, a lo Madonna en aquel clip, no?
Mira, tocaba muerto.
Los Reyes..ummm...pues de momento de la carta del otro día no me han traído nada...