2007/01/22

Post tras el fin de semana 2: El CD de los grandes viajes y las canciones que siempre serán especiales

De nuevo volvía de un viaje catárquico, de esos con antes y después, de nuevo en un coche potente, con amigos recientes y sintiéndome “nueva” y cargada de energía.
Volvía a sonar ese repicar de baquetas, los golpes metálicos y “Un, dos, tres, catorce!” de camino a casa. La historia, sin ser idéntica tenía puntos en común, los suficientes para que recordara aquel viaje a País Vasco y a mis buenos amigos, a aquellos que gané en aquel viaje entre pinchos, chistes y kilómetros. Me volví a sentir yo, sin más, sin mochilas, con la suficiente fuerza para comerme el mundo, ponermelo por montera y seguir para delante. Ese Cd de U2 tiene algo, no sé qué, que consigue sacar todo de mí.
Pero tal vez porque han sido menos días de desconexión, o menos anécdotas o la situación de ahora es algo más complicada que entonces, esa energía ha ido atenuándose hasta llegar a un nivel bastante más bajo que aquella otra vez. Eso, o que Bono ha perdido su poder.
Es llegar a casa y los problemas están allí, en el recibidor saludando -Hola!- con la mano. Es ver, a través de la cristalera de un local, el edificio de oficinas en el que trabajo y acordarme de la conversación pendiente con el jefe, de los malos rollos y los problemas.
Será por eso, seguro, que mi fuerza se ha diluido en pocas horas, que sólo ha dejado un poso, unas gotas de energía.
Mientras me ponía el pijama y escuchaba la radio ha sonado una de esas otras canciones con sentido. Esta vez era una canción de Angun, “Snow on the Sahara”.
Es de ésas que suenan en el momento menos oportuno, de ésas que transportan a momentos buenos, otros que no tantos, a viejas heridas “no de guerra”. Supongo que la fragilidad actual ha ayudado a que me pillara a contrapié y que heridas ya tan viejas volvieran a doler por el “mal tiempo”, en definitiva. Es en esos momentos en que me aterra acumular nuevas heridas, nuevas canciones, en que el mundo por montera que me daba “Vértigo” desaparece como un espejismo del Sahara.
Ahora suena “El tiempo pasará” esa versión en castellano del clásico que tocaba Sam en Casablanca. Me parece una buena manera de acabar este post.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo...

hack de man dijo...

Pues eso el tiempo pasa, como el cóndor, así que centrémonos en el presente.

la gata dijo...

Supongo que si hakc pero...uffff...
Ya sé, valor y al toro.