2009/04/06

Endorfinas

El otro día leía por estos mundos de Google un poco sobre las alteraciones hormonales y la producción de algunas de ellas así como sus sustitutivos (nadie dijo que no se me fuera la pinza y me diera por leer según qué).
Me interesé especialmente por las endorfinas y las feromonas.
La llamada hormona de la felicidad, de producción natural, que es un potente analgésico y antidepresivo, parece ser que no produce adicción, a diferencia de sus sustitutos sintéticos, los opiáceos. La razón es que las cantidades producidas por el cuerpo no son nunca tan altas y que, además, las endorfinas son "aniquiladas" por encimas del cuerpo, es decir, que no es posible tener una "sobredosis" de felicidad hormonal y, por tanto siempre están bajo control.
No muy de acuerdo con eso de que no se puede ser adicto a las endorfinas, me dediqué a buscar alguna cosa más.
En otro artículo se decía qué actividades eran las que hacían que el cuerpo produjera endorfinas: el ejercicio físico, el sexo, reirse, comer algo apetitoso, destacando el chocolate puesto que admás contiene dosis altas de azúcar, escuchar música relajada.
Así pues el chocolate no era sustitutivo del sexo como se decía sino proveedor sustituto de endorfinas ante la falta de él.
Seguí navegando y, por fin, encontré otro artículo en que se indicaba que, si bien las endorfinas no eran adictivas hasta causar síndromes de abstinencia, la falta de ellas o la reducción de la cantidad producida podían llevar al sujeto a ciertos estados de decaimiento y depresión.
Es decir ,que pasárselo demasiado bien, que reirse demasiado, que ser feliz, que practicar más sexo , etc, etc, cuando se reducía la "dosis", además de la tristeza o menor alegría que producía realizar estas actividades, el sujeto se sentía menos feliz por tener menos endorfinas por ahí que normalmente. Recordaba que las endorfinas sólo están en el organismo un día, momento en que las enzimas se las cargan.
Conclusión: No soy una adicta a las endorfinas aunque consuma las grandes cantidades de M&Ms habituales sinó que es fruto de la necesidad de compensar por ejemplo el hecho que no bailo tanta salsa, que añoro la pista. Tendré que cambiarlo por ir a correr por el parque o, un día de estos no me podré permitir los paquetes de medio kilo de cacahuetes bañados en chocolate que se derriten en tu boca y no en tu mano.
PD: dije salsa, la de bailar, absténganse "jueguecitos" con otros sustitutivos.
PD": De las feromonas hablaré otro día, ya está bien de hormonas por hoy.

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