2007/09/05

In memorian

Si un terremoto deja tocado, más aún que te llame el jefe, en vacaciones para decirte que un compañero de trabajo ha muerto. De golpe piensas lo dicho y lo no, lo pensado, lo discutido, lo reido, lo compartido. Y piensas que ir a tope, que el estrés, sí realmente mata, se lleva a la gente ya sea por un ataque al corazón o por lo que sea y que no vale la pena jugársela.
Y cuando llegas, como hoy he llegado a la oficina y su mesa está vacía, el mundo se cae a los pies.
Yo no quiero acabar así. No quiero morir a los cincuenta y pocos porque mi coraz´n se canse de sufrir por el trabajo. No quiero que mi trabajo se coma mi vida, a mi familia. No quiero y punto. Hoy ha habido datos en que me parecía que lo iba a ver pasar. Pero no volverá a pararse en mi mesa para decirme que así empezó él, haciendo mil horas y así sigue. Porque ya no sigue.
y lo agradecerá la empresa? Quién se lo devuuleve a su familia, a sus amigos a sí mismo? Cómo recuperar la vida que ha perdido tras facturas, programas y marrones diarios.
No quiero que me pase lo mismo. Cada día quiero vivir más.
Va per tu Albert, descansa en pau. Descansa.

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