2007/09/30

Despedidas

No me gustan las despedidas. Siempre me dejan triste, o como decía Cole Porter, "every time we say good bye, I die a litle". Por supuesto, hay despedidas y despedidas. No es lo mismo un "hasta pronto", un "hasta mañana" que un "adios" de los que separan por meses o los "adios" definitivos, los que son para siempre. Claro que es mejor poderse despedir que quedarse con las ganas, con esa sensación de no haber concluido, de no haber dicho, pero, aun así, me entristecen, me vacían un poco. El adiós tras una fiesta estupenda, o tras un viaje, tras el final de una relación o tras una noche,el adiós a un compañero de viaje, a un hermano, a un amigo, a un amante,son todos tan emotivamente distintos.
Y siempre queda algo que decir, que hacer, especialmente en las importantes.
Así que ahí va una de esas despedidas míticas, de las definitivas, de las que se sabe que no hay un "después".
Imprescindible soltar una lagrimilla.

4 comentarios:

Unknown dijo...

La frialdad del encuentro inicial. Esa postura gallarda, seria pero a la vez caballerosa, ese final, cómo si en la vida pudieras perder dos veces tu felicidad sin importarte nada. Volver a la rutina, con el gendarme, como si nada.

No me gustan las despedidas, los trenes tienen la mala costumbre de demorarse tantos segundos que te obligan a repetir una y otra vez las mismas palabras de adios, perdiendo en cada repetición parte de su sentimiento.

Al final te quedas con una sonrisa dibujada mientras murmuras, ¿cuándo arrancará esto?.

Que tengas un buen día, y una buena noche y así recursivamente.

xnem dijo...

"only a litle".

Anónimo dijo...

A mí tampoco me gustan nada...

la gata dijo...

Ese volver a la rutina, a lo de siempre me deja gris, como el día, como en una peli en blanco y negro. Es cierto, los minutos estos hasta que es efectivamente el adiós son hasta violentos. después hay que esperar hasta que vuelve el color.