2007/06/05

El Sandy de fresa

Ayer, como quien no quiere la cosa, sin comerlo ni beberlo, me encontré con un Sandy de fresa entre las manos. Hacía años ,creo, que no iba a un restaurante de comida rápida única y exclusivamente para comerme uno. Pero apetecía. Puro capricho, montones de calorías ahí, el sirope de fresa, la vainilla cremosa y, como novedad, minilacasitos por encima de todo ello. Puro vicio.
Qué sensación! La cucharilla de plástico se hundía en el helado. Cazaba algún lacasito y ummm! para dentro. Delicioso.
Y me vi hace quizás más de 15 años, haciendo lo mismo, saboreando un Sandy igual que aquel pero sin lacasitos, en la mesa del fondo del Burger King que había en Paseo de Gracia, esquina calle Caspe. Me veía quinceañera o treceañera incluso, con las amigas, a carcajada limpia, hablando de temas infinitamente más inocentes de los propios de los adolescentes de hoy, y con alguna conversación subida de tono más basada en habladurías e hipótesis que en realidades. Me veía en aquel grupo exclusivamente de niñas, porque no existían los chicos más que en esas habladurías, en otro mundo, en el que un “hola” dicho por un muchacho imberbe daba para horas de debate. Eran tiempos en que tener un amigo era impensable, porque eso te habían , nos habían inculcado, a golpe de uniforme.
Y ayer volvía a ser un poquito adolescente, aunque esta vez la conversación fuera de experiencias reales, muy reales, tal vez demasiado incluso, aunque fueran temas de mayores, y quien tenía delante fuera un amigo, tras haber descubierto, que sí, que se pueden tener amigos, que no muerden y que es fantástico ver el otro lado de las relaciones de pareja . Pero ahí estaba mi Sandy cremoso, y alguna risa “quita-hierro”. Ahí estaba el “me dejas probar?” y ese ummm! que se me escapaba de tanto en tanto al comerme una cucharada de ese “pecado-en-vaso-de-plástico”. Y me di cuenta que el Sandy era el mismo pero que, la que había cambiado era yo, y mucho, y que a aquella adolescente de colegio de monjas ya no era tal. Qué bien me habría ido que alguien me explicara entonces que todo aquello que nos metían en la cabeza eran sandeces. La de tonterías y dolores de cabeza me habría ahorrado que me lo explicaran y no tener que descubrirlo por mi misma.

9 comentarios:

hack de man dijo...

Muy erótico-festivo este post... ;-)

la gata dijo...

Ya te vale el comentario panterita...

Anónimo dijo...

Sí, subidito de tono...

De verdad tanto han cambiado las conversaciones alrededor de un sandy?

la gata dijo...

Anda el otro...como sois...

Anónimo dijo...

mmmm... mmmm oooh... un lacasito... siiiii... mmmm

XDDDDDDDDD

jeje. Tava bueno, eh??

la gata dijo...

Ala...venga...de verdad que como sois...siempre pensando en lo mismo.
Pues si estaba buenisimo, joer, ya.

Anónimo dijo...

Jeje me alegro...y el helao que tal?

XDDD

vale valeeee!! ya paroooo! Nada nada, que aunque siempre buscamos un buen solomillo en un restaurante del quince...a veces nada mejor que un helado en un burguer cutre. ...Y ta bien darnos cuenta que la 'bondad' mal entendida de unas monjas, lo único que hace es desviarnos. Pero bueno, con buena voluntad tarde o temprano las aguas vuelven a su cauce. Cuesta a veces, pero te das cuenta que por mucho que a personas les guste que el mundo sea de una forma (las monjas estas) y te lo intenten inculcar, las cosas son como son y lo mejor es aceptarlo sin tanta historia rara...

Ta lueg!

la gata dijo...

Que cabrón...el helado tb mu bien...;-)
Suerte que ya no soy una desviada,jejejej

xnem dijo...

me gustó mucho el "ummm".